El hombre del espejo by Lars Kepler

El hombre del espejo by Lars Kepler

autor:Lars Kepler [Kepler, Lars]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2020-10-19T00:00:00+00:00


53

La ola de calor ha hecho que las hojas de los árboles en el parque Vanadis se oscurezcan y se arruguen. Pamela y Dennis caminan lentamente por el circuito que da la vuelta a la gran reserva de agua. El sendero seco que corta el césped levanta polvillo alrededor de sus pies.

Ayer por la noche quedaron en verse para almorzar, y Dennis lleva consigo una bolsa con sándwiches y zumo de naranja recién exprimido.

Un hombre delgado con un sombrerero como los de antes bajo el brazo ha estado siguiéndolos un rato, pero ahora Pamela ya no lo ve por ninguna parte.

Se sientan a la sombra en un banco del parque, Dennis saca un paquete de sándwiches y se lo tiende a Pamela.

Ella le da las gracias y oye los sonidos lejanos de críos jugando en el estanque de más abajo.

Si piensa en ella y Mia subiéndose a la montaña rusa le parece que fue ayer.

El recurso de Pamela ya está enviado al tribunal de lo contencioso-administrativo. Tardó un poco en conseguir todos los certificados y dictámenes que se necesitaban, pero ahora el proceso ya está en marcha y, probablemente, la decisión de los servicios sociales se verá modificada.

En cuanto los medios de comunicación comenzaron a señalar a Martin como testigo ocular, llegó la amenaza, y antes de que Pamela tuviera siquiera tiempo de asimilar la nueva situación, Mia había desaparecido.

Un sentimiento gélido de angustia atrapa a Pamela cada vez que su cerebro se pone a imaginarse las cosas terribles que Mia podría estar sufriendo en el momento presente.

No tiene claro si intentar ayudar a la policía ha sido una decisión correcta.

¿Y si Mia se ve castigada por ello?

Y al mismo tiempo, tienen que hacer todo lo que puedan para encontrarla.

Joona Linna dice que Martin es la clave.

Y el cambio de Martin durante la hipnosis fue asombroso. De pronto podía hablar de forma congruente y recordar fragmentos del rato que estuvo en el parque infantil.

—Pareces triste —dice Dennis y le aparta un rizo de la mejilla.

—Estoy bien… o, bueno, no, no estoy bien —se corrige—. No estoy nada bien, no soporto la idea de que haya raptado a Mia, sé que la culpa la tengo yo.

—No, es…

—Sí que la tengo —lo interrumpe.

—¿Por qué ibas a tenerla?

—Porque estamos ayudando a la policía —responde ella.

—Pero ¿la habéis ayudado?

—Martin les contó que había oído a un paciente de su planta hablando de Jenny Lind…, por eso fue al parque infantil aquella noche.

—¿Y tú estabas con él? ¿Tú oíste a Martin decir esto? —pregunta Dennis, y se limpia la comisura de la boca.

—Durante una sesión de hipnosis.

—Pero por favor, que se corten un poco —dice Dennis, alterado—. Primero la policía le obliga a confesar un crimen y luego intentan…

—No fue así —lo corta ella—. Fue…, no lo sé explicar…, tienen que encontrar a Mia. Y cuando estaba hipnotizado, Martin empezó a hablar… Es que fue increíble, formulaba frases largas.

—¿El que lo hipnotizó era médico? —pregunta Dennis con escepticismo.

—Sí, lo era.

—¿Martin dio su consentimiento?

—Sí, claro.

—Pero ¿entendía



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