9788498055139 by Judá García

autor:Judá García
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2016-09-21T09:28:37+00:00

El Triduo, Pascua anual

En el presente apartado, expondremos el pensamiento del beato Óscar Romero en referencia a la celebración de la Pascua anual de Jesucristo, que es el segundo tema más importante del año litúrgico.

a) Jueves Santo, misa vespertina de la cena del Señor

• Misa vespertina del Jueves Santo: paso de la Pascua judía a la Pascua cristiana

El Jueves Santo es el inicio y el resumen de la celebración anual del Misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este Triduo la fiesta de la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel, que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que él, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos. (Homilía 23/03/1978).

La misa vespertina del Jueves Santo es, pues, una celebración litúrgica en donde se conmemora principalmente la Institución de la Eucaristía. Es lo que da inicio al Triduo Pascual, en donde la Iglesia, según una antiquísima tradición, celebra durante tres días el Misterio Pascual de Jesucristo, pero el beato Óscar Romero sostiene que, para entender el sentido litúrgico de este día, debemos tener en cuenta las historia de la Pascua judía que desemboca en la persona de Cristo, quien a su vez encarga a la Iglesia la misión de llevarla hasta la consumación de los siglos.

Para él, la Pascua judía es una fiesta de libertad y alianza, donde el pueblo de Israel se compromete a guardar la ley de Moisés, teniendo por seguro que Dios también se compromete a tomarlos como propiedad suya y a protegerlos de manera privilegiada. En efecto, la Pascua judía era un memorial de la misericordia liberadora de Dios, o sea, un recuerdo del paso que Dios había dado por la tierra de Egipto, para rescatar al pueblo marcado con la sangre del cordero, salvándolo de la opresión y la esclavitud del faraón mientras que Egipto lloraba la muerte de su primogénitos; en otras palabras, era la fiesta del Dios misericordioso y liberador. (Cfr. Homilía, 12/04/1979).

La renovación de la ley mosaica era la principal causa de esa reunión nocturna familiar, en la que se comía el cordero pascual y se transmitía esa tradición de generación en generación. De esta manera, el pueblo de Dios renunciaba a las idolatrías y hacia una fiesta en honor del Señor. En suma, era un memorial y una acción de gracias al Señor, reanudando de esta manera su fe en el único Dios, que había hecho maravillas en su propia historia.

Sin embargo, el beato Óscar Romero advierte que en la misa

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