05-Pasaje Al Paraíso by Michael Connelly

05-Pasaje Al Paraíso by Michael Connelly

autor:Michael Connelly
La lengua: spa
Format: mobi
Tags: Novela Negra
ISBN: 9788496940680
editor: Roca
publicado: 1996-12-31T23:00:00+00:00


IV

Conduciendo a un promedio de casi ciento cincuenta kilómetros por hora, y contando una parada de quince minutos en un McDonald’s, Bosch y Edgar se plantaron en Las Vegas en cuatro horas.

Una vez al í, se dirigieron al aeropuerto internacional McCarran, dejaron el coche en el aparcamiento y sacaron sus maletines y bolsas del maletero.

Mientras Edgar esperaba fuera, Bosch entró en la terminal y alquiló un vehículo en la compañía Hertz.

Eran casi las cuatro y media cuando l egaron al edificio de la Metro. Al atravesar la oficina de detectives, Bosch vio a Iverson en su mesa, hablando con Baxter. Iverson sonrió ligeramente, pero Harry no le hizo caso y siguió caminando hasta el despacho de Felton que estaba trabajando con la puerta abierta. Harry dio dos golpecitos antes de entrar.

–Bosch, ¿dónde se había metido?

–Tenía que solucionar unos asuntos. – ¿Es éste el fiscal?

–No, es mi compañero, Jerry Edgar. El fiscal no vendrá hasta mañana por la mañana.

Edgar y Felton se dieron la mano, pero Felton mantuvo la vista fija en Bosch.

–Pues ya puede l amarle y decirle que no se moleste.

Bosch lo miró un momento y comprendió la sonrisita de Iverson: algo había ocurrido.

–Capitán, nunca deja de sorprenderme – dijo -. ¿Qué pasa?

Felton se echó hacia atrás en la sil a. En el borde de la mesa había un cigarro sin encender, con la punta empapada de saliva. El capitán lo cogió y se lo colocó entre los dedos. Era evidente que estaba alargando la situación para que Bosch picara, pero éste no mordió el anzuelo.

–Su amigo Lucky está haciendo las maletas – le informó finalmente el capitán. – ¿Va a aceptar la extradición?

–Sí, se lo ha pensado mejor. No es tan tonto como parece.

Bosch cogió una sil a frente a la mesa del capitán y Edgar otra a su derecha.

–Goshen – prosiguió Felton – ha despedido a ese esbirro de Joey, Mickey Torrino, y se ha buscado a su propio picapleitos. No es que sea una gran mejora, pero al menos el nuevo abogado defenderá sus intereses. – ¿Y por qué ha cambiado de opinión? – preguntó Bosch -. ¿Le ha contado usted lo de Balística?

–Sí, claro. Lo traje aquí y le expliqué la situación.

También le anuncié que habíamos pulverizado su coartada.

Bosch miró a Felton, pero no hizo la pregunta que éste esperaba.

–Pues sí, no se crea que nos tocamos las pelotas.

Empezamos a investigar a este tío y les hemos al anado el terreno. Goshen declaró que el viernes por la noche no había salido de su despacho hasta las cuatro de la madrugada, hora en que volvió a casa. Pues bien, nos fuimos para el club y descubrimos que hay una puerta trasera, por donde Goshen podría haber entrado y salido tranquilamente. Nadie lo vio desde que Tony Aliso se marchó de Dol y’s hasta que cerró el local, así que tuvo tiempo de sobras de ir a Los Ángeles, cargarse a Tony y volver en el último vuelo. – Felton hizo una pausa -. Y ahora la guinda; en el club hay una chica que trabaja con el nombre de Modesty.



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