Viaje al Amor by Barbara Cartland

Viaje al Amor by Barbara Cartland

autor:Barbara Cartland
La lengua: spa
Format: epub
editor: Barbara Cartland EBooks ltd
publicado: 2013-06-28T00:00:00+00:00


Capítulo 5

ALICIA permanecía en su habitación, haciendo un esfuerzo por no llorar como deseaba hacerlo. Se sentía como atrapada en un remolino, dando vueltas y vueltas hasta que ya no era capaz de pensar. Tenía miedo de que cualquier actitud que asumiera perjudicara a Charis.

No podía imaginarse lo que su prima pensaría cuando se enterase de su compromiso con Lord Kiniston, a menos que se diera cuenta de que era un subterfugio al cual se había visto obligada a acceder para poder ganar tiempo.

Todo resultaba tan complicado y amenazador, que Alicia, con la cara oculta entre las manos temblaba sin poder contenerse hasta que se percató de que era la hora de la comida y resultaría muy extraño si no se presentaba.

Tenía miedo de enfrentarse a las preguntas que los invitados le harían si Lord Kiniston ya les había hablado acerca del supuesto compromiso. ¡Ojalá no hubiera dicho nada por el momento!

Si al menos esperara unos cuantos días..., entonces ella tendría tiempo para escapar a París y de allí a Inglaterra.

No estaba segura de cómo iba a poder hacerlo. Todas las posibles salidas de aquella situación se le habían pasado por la mente y cuando empezaba a considerar una, de inmediato otra ocupaba su lugar.

Finalmente decidió arreglarse un poco y cuando se vio en el espejo, advirtió que estaba muy pálida. Procurando ofrecer el aspecto más tranquilo posible, bajó al piso inferior y se dirigió al gran salón, donde Lady Lillian y los demás invitados estarían reunidos.

Para alivio suyo, Willy se encontraba allí y de inmediato fue a su encuentro diciéndole:

−Buenos días, Afrodita. Permítame decirle que hoy está más bella que ayer todavía.

Alicia se daba cuenta de que la embromaba dándole el sobrenombre por el cual conocía a Charis en Londres, así que le correspondió con una leve sonrisa.

En cuanto ambos se acercaron a los demás invitados, Lillian dijo con voz dura:

−Lady Charis, tengo entendido que esta mañana salió usted a montar. Dado que yo soy su anfitriona, hubiera sido conveniente que me informara de a dónde iba.

−Lo siento mucho− respondió Alicia con humildad−. Pero no se había levantado y yo no hubiera querido molestarla.

−No me habría molestado− Lillian se expresaba de manera desagradable−. Además le hubiera hecho ver que siendo una mujer joven y soltera podía comprometer su reputación saliendo a cabalgar a solas con Su Señoría, sin una compañía de respeto.

A Alicia no se le había ocurrido que debiera llevar una acompañante, así que se quedó mirando con desconcierto a la dama.

Antes de que pudiera defenderse, Willy intervino diciendo:

−En realidad, Lady Lillian, en la actualidad esos convencionalismos no son necesarios y menos aquí en Cambrai. Además, puede estar segura de que Su Señoría y Lady Charis no se encontraron a solas ni un momento, pues a cualquier lugar que fueran, seguro que los curiosos salían a verlos.

Lady Lillian lo miró con expresión de disgusto; pero antes de que pudiera decir nada, entró la señora Belton saludando a todos y comentando lo bien que había dormido.

−¡Qué camas tan cómodas,



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