Uriel by Javier Pelegrin & Ana Alonso

Uriel by Javier Pelegrin & Ana Alonso

autor:Javier Pelegrin & Ana Alonso [Pelegrin, Javier & Alonso, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 2008-04-22T16:00:00+00:00


Capítulo 15

La procesión

No podían existir dos hombres más diferentes en el mundo que Dhevan y el príncipe Ashura. El aspecto atlético e imponente del segundo contrastaba del modo más vivo con la apariencia bondadosa y frágil del Maestro de Maestros. El anciano llevaba el cráneo completamente rasurado, en recuerdo de la antigua calvicie que solía aquejar a gran parte de los hombres de avanzada edad en tiempos pasados, antes de los programas de mejora genética. Sus ojos, de un azul tan intenso como el de su túnica, habían adquirido una permanente expresión risueña por efecto de las diminutas arrugas que se arracimaban en torno de los párpados. Tenía una boca amable, perfecta, con una dentadura admirablemente bien conservada y de un blanco purísimo, que atraía todas las miradas cuando sonreía. Martín no había visto nunca anteriormente el aspecto del jefe espiritual de los perfectos, ya que estaba prohibido hacer circular imágenes de los grandes maestros de Areté antes de su muerte. Sin embargo, había algo en aquel rostro que le resultaba vagamente familiar, aunque no conseguía ubicar el parecido.

—Os doy la bienvenida al Oasis de Meditación, donde la mente se funde con la realidad rejuveneciendo el universo —los saludó el anciano. La sencillez de su tono no parecía del todo acorde con la solemnidad de sus palabras—. Estamos muy contentos de que hayáis acudido a nuestra llamada… Temíamos que nos temierais. Nos alegra comprobar que estábamos equivocados.

La joven Uriel, mientras el maestro hablaba, no dejaba de mirarles con una deslumbrante sonrisa.

—Siempre es motivo de regocijo reconocer los propios errores y abrir la mente a una verdad que anteriormente se nos había ocultado —dijo con una voz ronca e infantil—. Yo también os doy la bienvenida, Hijos de la Audacia… Soy Uriel, la de las palabras luminosas. Ojalá que el resplandor de la revelación os abra los ojos sin cegaros.

Los jóvenes se inclinaron hasta el suelo, imitando la profunda reverencia de Ashura. La escena era de una belleza sobrecogedora, pero a la vez tenía algo de irreal. Oír hablar de aquel modo a una niña de doce años resultaba tan asombroso como inquietante.

—Se dice que la conocisteis al otro lado del tiempo —dijo Dhevan, ensanchando su sonrisa—. ¿Es eso cierto?

Martín miró de reojo a Alejandra, confundido. No había esperado que Dhevan abordase la cuestión tan pronto. Ni siquiera habían tenido ocasión de ponerse de acuerdo entre los cinco sobre lo que iban a decirle.

Sin embargo, al notar la expresión serena y alegre de Alejandra, comprendió que todo iba a resultar más sencillo de lo previsto. También Casandra y Selene tenían aquella expresión, e incluso Jacob… A juzgar por sus caras, no daba la impresión de que, en aquel momento, ninguno de ellos experimentase la menor reticencia hacia el Maestro de Maestros. Después de todo, no tenían ningún motivo para ocultar la verdad, y mucho menos para mentir.

—Conocimos a Uriel en otro tiempo, sí —dijo Martín muy despacio—. Entonces se llamaba Diana Scholem, y era una mujer adulta.

Dhevan lo observó con interés.

—¿De veras? ¿Estáis seguros de que era ella, Uriel?

Todos asintieron.



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