Un error que nos separa by Elizabeth Urian

Un error que nos separa by Elizabeth Urian

autor:Elizabeth Urian [Urian, Elizabeth]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-02-24T00:00:00+00:00


Capítulo 7

—Vamos, hermano… —El tono suplicante de Deborah no consiguió que Richard se alterara. Permanecía sentado en el sofá en una postura muy cómoda mientras que la joven se encontraba junto a la ventana, mirándolo a él y de tanto en tanto al exterior—. Hoy hace buen tiempo —se quejó, decepcionada porque sus deseos no se cumplieran.

—Eres una consentida —le dijo sin acritud.

Deborah hizo un gracioso mohín con los labios.

—Y tú tienes un corazón más duro que el granito —le espetó con un aire de diversión—. Careces de sentimientos.

Ambos sabían que no era cierto, sin embargo, trataba de doblegarlo para conseguir lo que deseaba.

La observó con atención. Deborah era más joven que él. Y muy hermosa, cabía añadir. No obstante, de vez en cuando tendía a un comportamiento un tanto melodramático, quizá una de las razones por las que era tan buena cantando ópera.

—¿Porque no te doy lo que pides? —le preguntó él con un alzamiento de cejas.

Ella asintió y se sentó a tomarse un sorbo de té.

—En efecto, hermano. Es mi cumpleaños —añadió como si aquello explicara todo.

—No lo he olvidado. ¿Acaso no te ha gustado el collar que te he regalado?

Se lo había hecho llegar a primera hora de la mañana, para que cuando despertara tuviera una sorpresa esperándola.

—Era precioso, Richard —contestó con gratitud—. Tu gusto es exquisito, como siempre. Pero no quiero estar encerrada todo el día. ¿Por qué no podemos salir a pasear por Londres los dos juntos? Verás que lo que te pido es muy sencillo —dijo con falsa humildad que Richard olió desde donde estaba sentado—; casi una minucia.

—Sabes que no es así.

No era tan fácil como en realidad parecía, pues las implicaciones que conllevaba tal acto podían acarrear consecuencias nefastas para ambos. Él siempre había sido precavido respecto a Deborah. No era su intención volverse descuidado por un mero capricho.

—Oh, Richard —se lamentó con una mano en la frente, visiblemente contrariada. Otra muestra de teatralidad, por supuesto. Deborah era demasiado inocente para estar en el mundo de la ópera y del teatro, donde todo era puro artificio. No obstante, de vez en cuando usaba la exageración para salirse con la suya—. Tú no me quieres.

Aquello no era cierto. Él tenía en cuenta cada una de sus alegaciones, si bien no podía olvidar lo que estaba en juego: el apellido Manley.

—Deborah…

Suspiró con pesadez y se levantó, de repente deseoso de huir de aquella casa. Si permanecía mucho más tiempo, sabía que terminaría cediendo a sus súplicas.

—¿Te marchas? —le preguntó ella, terriblemente contrariada—. Me dijiste que habías arreglado todos tus asuntos para pasar el día conmigo. Lo prometiste.

—No voy a ningún sitio —contestó él de inmediato—. Solo necesito estirar las piernas.

Pasó frente a ella y, sin tener a donde ir, ocupó el sitio donde antes había estado Deborah. Tenía razón cuando dijo que hacía buen tiempo para ser otoño, pensó mirando por el cristal. El cielo estaba prácticamente despejado y, aunque el sol era tímido, ofrecía un agradable bienestar.

Richard comprendía sus súplicas. Aunque era el



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.