Tomas de Aquino, economista by José Antonio García-Durán de Lara

Tomas de Aquino, economista by José Antonio García-Durán de Lara

autor:José Antonio García-Durán de Lara
La lengua: spa
Format: epub
editor: Editorial Claret
publicado: 2018-11-22T09:53:02+00:00


11. George O’Brien: no apropiarse a Tomás

A finales del siglo XIX y principios del XX una serie de pensadores cristianos se afirman al mismo tiempo socialistas. Algunos son muy radicales, pues ven la historia de la Iglesia como un alejamiento cada vez mayor del auténtico cristianismo, el de la primera comunidad de Jerusalén. Para ellos Tomás de Aquino es una pieza más del proceso de mundanización y de abandono de la pureza evangélica. Ese reto obliga a O’Brien a repasar las ideas sociales de los Apóstoles y de la Patrística de los cuatro primeros siglos de la era cristiana, concluyendo que ese radicalismo no está justificado.

Pero otros socialistas cristianos quieren fundamentar sus posiciones en la filosofía de santo Tomás, lo que exige analizar con cuidado los grandes temas sociales de nuestro pensador: la propiedad (p. 37-49), el precio justo (p. 59-72), la valoración del comercio (p. 75-81), los cambios de divisas y la usura (p. 85-98), los tipos de interés (p. 101-107), la teoría del dinero (p. 116-117), la productividad del capital (p. 108-110). Las tesis del socialismo cristiano serían que la propiedad de los recursos no tiene sentido porque somos usufructuarios del universo; el precio justo no tiene nada que ver con el precio de mercado; la retribución del comerciante debe ser la de su trabajo (teoría del valor trabajo); el tipo de interés debe ser nulo; el capital no es productivo; el dinero no es productivo.

Los textos de Tomás que se citan en relación a estos temas son: SCG III,123, 131, 134 y 136; De Regno II,1, 3, 6 y 11, III,9; IV,9; STI-II 94,5 y 96,4; STII-II 32,1, 2, 5 y 6; 50,3; 57,3; 61,3; 62,4; 66,2; 77,1 y 4; 78,1 y 2; 104,5; 117,1 y 5; 118,4; 119,1; 131; 141,5; 151 y 152. Se aportan también las discusiones sobre estos textos de otros comentaristas.

'La propiedad de posesiones no es contraria a la ley natural, sino una adición a la misma pensada por la razón humana'. Esa adición está más que justificada por la eficiencia, orden y paz que significa (p. 38). 'Si un trozo de tierra se considera de forma absoluta, no hay razón para que tenga que pertenecer a un hombre más que a otro, pero si se le considera por su adaptabilidad al cultivo, al uso de la tierra sin entrebancos, entonces tiene sentido que pertenezca a un hombre y no a otro'. Pero Tomás añade unas reglas de comportamiento o de uso de la propiedad: templanza (no destrozar, no abusar), liberalidad (cuidar, invertir en mejoras), magnificencia (no arredrarse ante grandes proyectos), caridad (es decir, las obras de misericordia).

El precio justo o valor es la capacidad de un bien para satisfacer las necesidades o deseos de una persona representativa de la comunidad. Depende del coste de producción, del estado del mercado, del momento en que se negocia, del nivel de vida de los ciudadanos. A ese valor se llega por la communis estimatio. No tiene precisión matemática, porque está basado en una estimación.



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