Rastro mortal by Antonio Orozco Guerrero

autor:Antonio Orozco Guerrero [Orozco Guerrero, Antonio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-03-31T00:00:00+00:00

* * *

El comisario principal Eutimio Sánchez llamó a Ventura diez minutos después. Lo cogió dando cuenta de una perdiz con zanahorias y una copa de tinto Estola Reserva, en un reservado del restaurante.

—Ventura, soy yo. En primer lugar, de momento, no tenemos notificación del grupo sanguíneo de la sangre encontrada en el traje de Laura Kobler, ni han podido averiguar si la sangre corresponde a un hemofílico o si coincide con la muestra recogida en urgencias al que sabemos es el asesino. Hemos llamado al hospital de Aranjuez y están en ello. Ya sabes que estas cosas llevan su tiempo. Lo han enviado todo a un laboratorio externo y en menos de una semana no tendrán la respuesta.

—Visto, jefe. Lo del tiempo que tardará ya me lo habían adelantado. Era por si acaso.

—El tren Rápido llega sobre las ocho de la tarde a Cádiz. A las diez menos cuarto, sale el Plus Ultra, un barco de Transmediterránea, para Canarias. Salvo que el asesino tenga interés en hacer tiempo, es seguro que lo puede coger. Mañana sale otro barco de pasajeros, el Ciudad de Cádiz, también a las diez menos cuarto.

Ventura miró su reloj: casi las seis y media de la tarde.

—Ni aunque volemos nos da tiempo de llegar para coger el Plus Ultra, jefe. Nos vamos a quedar aquí y mañana cogemos el próximo barco. Yo me encargo de los billetes. Como sabe, mi padre tiene mano en la compañía naviera. Lo llamo ahora y que me reserve tres camarotes para mañana.

—Muy bien. Otra cosa, el coche que llevaba el asesino está a nombre de un tal Florencio Arteta. Ha sido visto en un atraco a un banco de las provincias Vascongadas. En concreto, la Caja Postal de Ahorros de Bilbao.

—O sea, que, aparte de un asesino, estamos persiguiendo a un atracador.

—Exacto. Y en el atraco el tipo se llevó por delante al cajero. Vamos, que es un elemento muy peligroso.

—No me extraña que se haya deshecho del coche, jefe.

—Lo raro es que no lo haya hecho antes.

—Quién sabe…, a lo mejor paró en el club de alterne para dar el cambiazo y luego la cosa se complicó. Cosas del destino.

—Pues lo mismo fue eso. Bueno, ¿necesitas algo más?

—Nada. Ya lo llamaré desde Cádiz, antes de embarcar, si me hace falta algo.

—De acuerdo. Buena caza y mucho cuidado, Ventura.

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