Por la sagrada causa nacional by Francisco Espinosa Maestre

Por la sagrada causa nacional by Francisco Espinosa Maestre

autor:Francisco Espinosa Maestre [Espinosa Maestre, Francisco]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-11T16:00:00+00:00


Violencia contra la mujer

BADAJOZ. UNA HISTORIA DE LA CALLE ENCARNACIÓN

Dieron comienzo las actuaciones el 9 de septiembre de 1937 a causa de una denuncia hecha en la Comisaría de Investigación y Vigilancia que recogió el comisario Adrián Carvallo Villarejo. Desde el Gobierno Militar el comandante Nemesio Martín pasó el asunto al capitán Juan Martín Carbonell. La denuncia era contra el falangista Antonio Díaz Hernández, de 25 años y natural de Villaviciosa de Portugal, por maltrato a una mujer y desobediencia a los guardias. En la comisaría se reunieron todos, Carmen Pérez Montaño, 24, casada y natural de Zafra, el sargento Juan Martínez Mejías y los cabos Julio Sánchez Orán y Rosendo Pérez Coello. Ambos, el falangista y la mujer, vivían en el mismo edificio.

Declaró en primer lugar la mujer, que dijo conocer al falangista por ser vecinos del número 22 de la calle Encarnación. Recordó que tenía pollo para cenar y que en un momento en que salió, el falangista, que estaba borracho, entró en la habitación y se lo comió. Cuando le preguntó qué había hecho, el otro lo negó y como ella insistiera la atacó, dándole bofetadas y patadas hasta tirarla al suelo. Al oír los gritos se acercaron otros vecinos que llamaron a los de Vigilancia. La mujer sabía que Díaz Hernández vivía con su madre y que cuando bebía maltrataba a las mujeres. Unos días después, el 21 de septiembre, declaró el sargento Martínez Mejías y contó que el día 5, a las 2 de la noche, acudió a una llamada y encontró a un sujeto vestido de falangista que se negó a acompañarle y que estaba bastante borracho. Así que lo tuvieron que llevar entre los cabos y él mientras «blasfemaba e insultaba a las personas que lo rodeaban groseramente sin que hiciera alusión a España o al Ejército». El cabo Julio Sánchez, que conocía a los dos de vista, confirmó lo dicho y el cabo Rosendo Pérez matizó que la blasfemia que decía era «me cago en Dios».

El 17 de octubre se tomó declaración al falangista Antonio Díaz Fernández, de profesión jornalero, vecino de Badajoz desde hacía más de quince años y que ingresó en Falange tras la ocupación de la ciudad. Apenas sabía leer y escribir. Unas noches antes del jaleo salió de juerga con la mujer y otros conocidos hacia el Guadiana. Consideraba que se trataba de «una mujer de mal vivir». Estuvieron primero en una caseta de baños, donde tomaron unas cervezas, y después en la taberna de «Marchiribito», al otro lado del río y donde uno de los que iban compró un pollo, quedando en que la mujer lo tuviera preparado para el domingo. Pero luego la mujer cambió de plan y dijo que sería para el sábado. El que lo compró y el falangista quisieron verlo, pero ella les dijo que en ese momento no se podía. Cuando más tarde se presentaron les dijo que se sentaran a la mesa mientras los entretenía con vino y cuando finalmente quisieron el pollo la mujer se puso a gritar que era suyo y que ellos se lo habían comido.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.