Pesadilla by AA. VV

Pesadilla by AA. VV

autor:AA. VV. [AA. VV.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Terror
editor: ePubLibre
publicado: 1987-12-31T16:00:00+00:00


La próxima vez sabréis quién soy

Ramsey Campbell

RAMSEY CAMPBELL, nacido en 1946 en Liverpool (Inglaterra), es uno de los escritores de terror más prolíficos a ambas orillas del Atlántico, con unas doce novelas, doscientos relatos, siete colecciones de cuentos y cuatro antologías en su haber. Sus libros más recientes son las colecciones Scared stiff y Dark feasts, y las novelas The hungry moon y The influence. El siguiente manuscrito llegó en un sobre sin las señas del remitente.

Esta vez no, oh, no. No pretenderéis engañarme ahora de esa forma, ¿verdad? Esta vez no me importa qué nombre utilicéis porque sé cuál es. Ojalá hubiera escuchado antes a mi madre.

—Ve siempre un paso por delante de los demás —solía decirme—. No permitas que se aprovechen de ti.

Ahora fingiréis que no sabéis nada de mi madre, pero vosotros y yo sabemos bien de qué va el rollo, ¿verdad? ¿Tendré que hablarle a todo el mundo de ella para que podáis decir que no sabíais nada antes? Hablaré de ella para que todo el mundo se entere. Eso es lo mínimo que se merece. Ella me ayudó a ser escritor.

Pero no soy escritor, ¿verdad? No puedo serlo, nunca me han publicado ni un relato. Esto es lo que os gustaría que pensara todo el mundo. Vosotros y yo sabemos los nombres que salían en mis relatos, y quizá también mi madre, al final. No creo que se dejara engañar por vuestros seudónimos. Era la mejor persona que he conocido, y la más inteligente.

Por eso nos abandonó nuestro padre, porque ella le hacía sentirse inferior. Aunque nunca llegué a conocerle, ella me lo dijo. Ella me enseñó a vivir:

—Vive siempre como si el acontecimiento más importante de tu existencia estuviera a punto de ocurrir.

Ése fue su consejo, y siempre limpiaba nuestro apartamento en el ático de la casa con todas sus pulseras puestas cuando yo llegaba a casa de la imprenta. Había preparado la mesa de forma que las esterillas cubrieran los agujeros que había cosido en el mantel, y se ceñía la corona antes de servir el arroz con la cuchara de madera que ella misma había tallado. Siempre comíamos arroz porque decía que debíamos acordarnos de los países hambrientos, y no comer la carne que les había quitado la comida de sus bocas. Y luego nos sentábamos en silencio y no necesitábamos hablar porque ella siempre sabía lo que yo iba a decirle. También sabía siempre lo que mi padre iba a decir, algo que él no podía soportar.

—Nunca se le ocurrió un pensamiento original, cariño —solía afirmar.

Ella siempre iba un paso por delante de los demás, excepto en una cosa: nunca supo de qué iban mis relatos hasta que se lo dije. Ahora pretenderéis que no le veis la importancia, o quizá carezcáis de la inteligencia para ello, así que os lo repetiré: mi madre, que siempre fue un paso por delante de los demás porque no sabían pensar por sí mismos, no sabía de dónde sacaba las ideas para mis cuentos hasta que se lo dije.



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