Penumbria 11 by AA. VV

Penumbria 11 by AA. VV

autor:AA. VV. [AA. VV.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2013-05-31T16:00:00+00:00


La doncella

Enrique Urbina

1. La trampa

Nadia era bella y joven, como muchas otras lo han sido y lo serán. Y al igual que todas las mujeres de su tipo, la envidia siempre revoloteaba alrededor de ella. Pero estaba acostumbrada a ello. Le encantaba sentir esas miradas de odio y deseo que corroen el interior de los menos afortunados. Su vida estaba destinada a la fortuna y la felicidad. Pronto se casaría con algún noble y sus preocupaciones —como siempre— habrían sido una ilusión de un mundo que sólo ha escuchado de sus sirvientes.

Y llegó la invitación.

Perfumada y en un pergamino estupendamente trabajado, la bella era invitada a una fiesta privada que se celebraría en el Castillo. Nunca había entrado en ese lugar que todos pensaban mágico, pero se lo había imaginado muchas veces. Su vida estaba completa, sería de las afortunadas (pensó, que tal vez sería la única, pues no conocía a alguien más que lo haya hecho) que conocerían el interior del misterioso lugar.

Pronto llegó la noche del evento. Todo, como insistía el pergamino, tenía que ser completamente secreto, pues sólo se había elegido a las mujeres más hermosas y mejor educadas del reino. No avisó a los padres de su salida, ni se vistió con alguna prenda brillante, su sombra resplandecería en la noche, y necesitaba ser invisible. Llegó a las puertas del lugar, tocó como le indicaban en la carta.

La vendaron y la ataron suavemente.

Ella reía, el juego y la excentricidad de Ellos era divertido, se sentía con iguales. El calor de las antorchas le confirmaba que estaba dentro del Castillo, que llegaría pronto a la fiesta. La conducían, tomándola de las manos, por pasillos que se recorrían como laberintos.

Se detuvieron. A juzgar por el eco de sus pasos, en un cuarto grande. Al fin llegó. Ella, sin ver ni poder moverse, sonreía mucho. Qué aventura.

Le descubrieron los ojos y la sonrisa se esfumó. Una mueca de horror distorsionó sus bellas facciones. Frente a ella estaba la temida tumba de metal. Sabia de ella por los chismes que escuchaba y las pesadillas en las que a veces se materializaba.

Gritó, pataleó e intentó escapar, pero sus captores no cedieron. La llevaron a la tortura y la presionaron contra el aparato espantoso. Sintió cómo lentamente los clavos enormes perforaron su piel y músculos. La sangre comenzó a escaparse de las venas, sus gritos parecían jamás tener fin. No aceptaba, no creía su situación.

Y sellando su destino, los que la llevaron a esa horrible muerte lenta cerraron las puertas del instrumento en el que ella ahora, atravesada por enormes picos metálicos, estaba atrapada.

2. La tortura

Sólo había oscuridad y dolor. Las horas y los días ya no tenían importancia alguna, todo se había disuelto en una eternidad peor que el Infierno. Sus pies estaban húmedos por el charco de sangre que se había formado del continuo goteo de sus múltiples heridas.

No iba a morir rápido, eso lo sabía desde que fue encerrada en ese lugar de pesadilla, pero tampoco imaginaba cuánto tiempo la agonía se podía extender.



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