Paris La Nuit by Valerie Tasso

Paris La Nuit by Valerie Tasso

autor:Valerie Tasso
La lengua: es
Format: mobi
Tags: prose_contemporary
ISBN: 9788401378775
editor: Plaza & Janés Editores, S.A.
publicado: 2012-01-21T11:32:12.781299+00:00


La confidencia

Pipo me estaba esperando en la terraza de un bar en los Campos Elíseos. Llegué tarde a nuestra cita y me lo hizo notar.

—Llevo más de media hora esperándote. La próxima vez me largo y te las apañas tú sólita.

No le dije nada. Él estaba de mal humor. Y yo, después de mi discusión con Mimi, tampoco tenía ganas de discutir. Llamé al camarero y pedí un whisky con hielo que no fuera JB. Pipo notó que había pasado algo.

—¿Ya has hablado con tu amiga malgache? ¿Ya ha confesado?

—¿Por qué la llamas «amiga malgache»? Mi amiga tiene nombre —le reproché mientras buscaba en mi bolso un paquete de tabaco.

—¿No es de Madagascar tu amiga?

—Sí.

—¿Y cómo se llaman los habitantes de ese país?

—Malgaches.

—¿Entonces? —dijo, y me tiró en toda la cara el humo del cigarro que se estaba fumando.

Estaba intentando provocarme pero aparté el humo con indiferencia.

—Pero decir eso de una persona que conoces queda fatal. Es impersonal. Sé que lo dices con mala leche, Pipo.

—No, ¡qué va! ¡Si ella me cae muy bien! Soy yo el que le cae mal a ella.

Apagó su cigarro con la ayuda de un filtro que ya estaba en el cenicero.

—De hecho, no sé por qué. No lo entiendo. No le he hecho nada a tu amiga malgache —insistía de manera provocadora sobre la palabra «malgache».

Me puse a mirar a los turistas que deambulaban por los Campos Elíseos. Había más gente esta noche que los demás días y me mareé. París en julio era casi tan insoportable como la Costa Azul repleta de turistas italianos. Mirando en dirección hacia el Arco de Triunfo se veía avanzar un alud de personas. ¿Podía la avenida más famosa del mundo absorber a tanta muchedumbre?

—Además, si quieres que te sea sincero —continuó Pipo—, con ella no me importaría...

—¿Qué...? —pregunté, desesperada.

—¡Hombre! Ya sabes a qué me refiero, ¿no? Es obvio que tu amiga está buenísima. Salta a la vista.

—Olvídate de ello, Pipo. Lo tienes muy difícil.

No pensaba confesarle, después de haber descubierto que Mimi era prostituta, que era lesbiana, y que además yo le gustaba, y que él jamás iba a poder acostarse con ella. Y que, para liar más la madeja, acabábamos de enrollarnos.

—No quieres hacer de celestina, ¿verdad? ¿Qué te pasa? ¿Estás celosa o qué?

—¿Yo celosa? —me eché a reír—. En absoluto. ¿Yo celosa? ¡Qué va!

Y era cierto. No eran celos, si acaso un poco de tristeza por comprobar que Pipo quería algo con Mimi cuando a mí nunca hasta ahora me lo había propuesto. Seguí con la intención de no revelarle nada sobre nuestra noche. Me sentía una cobarde. Doblemente. Tanto con Mimi como con Pipo. Pero ¿para qué enredar más las cosas cuando ya eran bastante complicadas por sí mismas? Cambié de conversación y le narré la discusión que había tenido con ella por la mañana.

—¿Por qué crees que se niega a decirte la verdad cuando es evidente que la hemos pillado? —me preguntó, muy serio.

—Mimi siempre ha sido una mujer orgullosa. Me imagino que siente vergüenza.



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