Cansadas by Nuria Varela

Cansadas by Nuria Varela

autor:Nuria Varela [Varela, Nuria]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2017-01-31T16:00:00+00:00


LA CULTURA DEL SIMULACRO

Un ejemplo. Es habitual escuchar cómo sacan pecho representantes políticos y sociales de lo más variopinto respecto a la legislación española contra la violencia de género. Se presume de que la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género fue aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados —lo que tiene el subtexto de que toda la sociedad está unánimemente en contra de esta violencia—. Sin embargo, se olvida que hasta que el 13 de mayo de 2008 el Tribunal Constitucional avaló la constitucionalidad de la Ley (por 7 votos a favor y 5 en contra, no por unanimidad, desde luego), se habían presentado 180 cuestiones de inconstitucionalidad. Probablemente, sea la ley más recurrida al Constitucional de la historia de la democracia.

Otro, la Constitución afgana. El régimen talibán caía en 2001 y en enero de 2004, la Loya Jirga afgana promulgaba una nueva constitución, actualmente en vigor. En el artículo 22 se prohíbe cualquier discriminación o distinción entre la ciudadanía señalando que «hombres y mujeres tienen iguales derechos y obligaciones ante la ley». El texto constitucional también prohíbe las tradiciones que atenten contra los derechos humanos. He sido testiga en varias ocasiones de cómo representantes del Gobierno afgano o alguno de sus embajadores sacaban pecho hablando del principio de igualdad entre hombres y mujeres recogido en su Constitución. Les he visto dar lecciones de igualdad y respeto a los derechos humanos de las mujeres incluso en la sede de Naciones Unidas en Nueva York o en debates internacionales en El Cairo sobre la nueva constitución egipcia, poniendo la suya como ejemplo a seguir.

En la actualidad, más de 125 países cuentan con una legislación específica que formalmente contempla políticas en materia de prevención y protección de las víctimas y sanción de los maltratadores. Leyes que han visto la luz gracias a la presión de los movimientos feministas de todo el mundo por visibilizar, denunciar, teorizar y, con ello, politizar la violencia de género.

Buena parte de la cultura del simulacro en la que vivimos respecto a la igualdad entre mujeres y hombres proviene del uso sexista del lenguaje, es decir, de su uso ideológico. Eso significa, como mínimo, errores en la comunicación. En castellano, por ejemplo, el uso del masculino como universal provoca que indistintamente atribuyamos a hombres y mujeres características, derechos, bienes o situaciones que no les corresponden; invisibilización de las mujeres y asentamiento del androcentrismo —el hombre como medida de todas las cosas—, que a su vez provoca lo que ya Kate Millett llamó «falacias viriles».

La cuestión no es baladí. Dicho así, parece poca cosa, pero traducido en la vida cotidiana, es una potente arma ideológica. Por ejemplo, ya podemos encontrar el término feminicidio en el Diccionario de la Real Academia Española. Aparece como: «Asesinato de una mujer por razón de su sexo». Así lo anunció la institución en 2014 al avanzar que ya estaba lista la 23 edición del Diccionario con la que conmemoró los 300 años de la Academia y que incluye alrededor de 6000 nuevos términos.



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