Ocho asesinatos perfectos by Peter Swanson

autor:Peter Swanson [Swanson, Peter]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2019-12-31T16:00:00+00:00

* * *

En el viaje de regreso a Boston, Gwen me contó que había pasado el día bregando con la policía de Rockland, que no se mostró muy dispuesta a darle ninguna prioridad a la muerte de Elaine Johnson. Aun así, se las arregló para que un equipo de la científica pasara a inspeccionar la casa, en especial, las esposas y los ocho libros de la estantería de la planta baja.

Le pregunté si podría echarles un ojo para tratar de averiguar de dónde habían salido.

—Los han guardado como prueba, pero haré que te envíen fotografías. Si eran de Los Viejos Demonios, ¿lo sabrías?

—Si los viera, tal vez. En la librería, todos los libros que están en sala tienen anotado el precio en una esquina de la primera página, arriba a la derecha. Lo hago yo mismo o uno de mis empleados. Pero algunos libros se venden directamente por la web y no llegan a las estanterías, dudo que los reconociera, a menos que tenga grabado algún ejemplar de un título en concreto.

—Pero, si Charlie entró en tu tienda y compró los libros…

—Eso lo convertiría en cliente.

—Exactamente —dijo Gwen.

Acabábamos de atravesar la frontera entre Maine y Nuevo Hampshire, y ya había oscurecido. Al cruzarnos con un coche, la luz de los faros le iluminaba la cara.

—Olvidé preguntarte si hubo testigos.

—¿A qué te refieres? —me dijo.

—¿Has localizado a alguien que viera algún coche o a algún sospechoso cerca de la casa de Elaine Johnson cuando la asesinaron?

—Ah, eso. No. Hablé con la vecina de enfrente, pero no vio nada. Es una anciana y dudo que alcance a ver el otro lado de la calle.

—¿No ha habido suerte, entonces?

—Tampoco me extraña. Además de la lista, si algo tienen en común estos asesinatos es que en ninguno ha habido testigos. Ni ninguna pista. Ni un solo error.

—Debe de haber algo.

—En realidad sí, en la escena del crimen de Jay Bradshaw encontraron el arma del crimen.

—Ese es uno de los asesinatos de El misterio de la guía de ferrocarriles, ¿no es cierto?

—En efecto. Lo mataron a golpes en el garaje. En algunos aspectos, es un asesinato algo atípico. Para empezar, fue caótico; la víctima se defendió y había mucha sangre. El garaje estaba lleno de herramientas y podrían haber utilizado cualquiera para matarlo, pero eligieron un bate de béisbol, por lo menos al principio.

—¿Y cómo saben que no lo cogieron del garaje?

—No se sabe con total certeza, pero no había más material deportivo en casa de Bradshaw. Además, todo lo que había en ese garaje eran herramientas de carpintería. Era carpintero, aunque diez años antes lo habían acusado de intento de violación mientras montaba unas estanterías en casa de una mujer divorciada. Desde entonces, apenas volvió a trabajar. Tenía puesto un cartel delante de la casa para anunciar la venta de herramientas de segunda mano y, según su único amigo, pasaba casi todo el día metido en el garaje. Sin duda, fue un blanco fácil. El bate de béisbol fue lo único que encontraron que no encajaba en el escenario.

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