No tendrás mi corazón by Jana Westwood

No tendrás mi corazón by Jana Westwood

autor:Jana Westwood [Westwood, Jana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-10-15T00:00:00+00:00


* * *

—¿Le apetece un jerez, señorita Wharton? —⁠preguntó el juez.

Caroline negó con la cabeza mientras valoraba si merecía la pena mencionar que la señorita Wharton era su hermana mayor. Claro que Emma ya estaba casada y ahora era la señora Wilmot, así que optó por no decir nada al respecto y aceptar ese título como la hermana soltera de más edad.

—La moderación en un hombre es deseable, pero en una mujer es absolutamente necesaria, ¿verdad, Georgia? —⁠Miró a su esposa con severidad y esta bajó la cabeza musitando un «sí» apenas audible.

Caroline se había dado cuenta de la enorme diferencia entre la mujer que estaba en aquel salón y la que había conocido en su jardín. La primera vez que la vio le pareció una mujer tímida, pero ahora había temor en su mirada y sospechaba que era la presencia de su esposo la que la convertía en un ratoncillo asustado.

—Matthew, ¿un jerez?

—Sí, gracias —aceptó serio.

—Hacía mucho que no te veíamos —⁠siguió el juez Ethan⁠—. ¿Habías dicho que ibas a venir?

—Fue una decisión de última hora.

—Ya veo. —El juez miró a su esposa convirtiéndola en estatua de hielo.

A Caroline le pareció que había mucha tensión entre ellos, estaba claro que el juez no era un hombre muy querido, y tampoco parecía emanar de él ningún sentimiento de afecto hacia su familia.

—La cena está servida —anunció el mayordomo y se hizo a un lado para que pasaran a través de las puertas que comunicaban el salón con el comedor.

—Lleven sus copas —ordenó el juez.

En ningún momento tuvo ganas de asistir a esa cena y seguía enfadada con James por no querer acompañarla, pero desde que había llegado solo pensaba en salir corriendo lo más rápido que le permitiesen sus piernas.

—Así que su padre es el barón de Harmouth —⁠dijo el señor Savage iniciando la conversación ya sentados a la mesa⁠—. Espero que le dé saludos de mi parte. Aunque no tengo el gusto de conocerlo, estoy seguro de que me resultaría de lo más agradable. Solo hay que ver lo bien que ha educado a su hija. Hoy en día las jóvenes se han vuelto demasiado atrevidas, se creen demasiado listas. Da gusto ver que todavía quedan mujeres dignas de admiración.

Caroline trató de sonreír, aunque no tuvo mucho éxito.

—Por supuesto que se los daré —⁠dijo escueta y dirigiéndose a la señora Savage añadió⁠—: También le hablaré a mi madre de sus rosas, a ella le gusta mucho la botánica.

—Este año ganará el concurso lady Cotham, ¿no es así, querida? —⁠mencionó el juez con cara de aburrimiento⁠—. Ojalá esté usted aquí el próximo año, señorita Wharton, así podrá asistir al baile que organiza mi esposa.

—Oh, sería maravilloso —dijo la mujer mirando a Caroline con una sonrisa temblorosa.

—¿Cómo saben ya quién va a ganar? —⁠preguntó Caroline tratando de dotar a su expresión de la mayor ingenuidad posible.

—Lady Cotham y yo hemos estado ganando alternativamente durante los últimos veinte años. Todo el mundo en Berksham piensa que las nuestras son las mejores rosas y como no pueden decidirse por una, pues, optan por premiarnos de manera alterna.



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