Monzon: Un viaje por el futuro del Océano Índico by Robert D. Kaplan

autor:Robert D. Kaplan [Kaplan, Robert D.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Política, Geografía, Ciencias sociales, Economía
editor: ePubLibre
publicado: 2011-05-01T00:00:00+00:00

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«El nacionalismo es un falso dios. Es antiestético», dijo el poeta, cuentista, novelista y artista bengalí Rabindranath Tagore, premio Nobel de Literatura de 1913.[t1] Esta afirmación aparece destacada entre los objetos que se exponen en la laberíntica casa familiar del poeta en el norte de Kolkata. Los patios comunicantes, endulzados por hileras de macetas con flores, y las paredes de la casa, devolviendo el eco de la evocadora cadencia de sus versos musicados y adornadas con pinturas modernistas, dotan a la mansión de Tagore de una cualidad humana modesta y casi mágica que se contrapone a las dimensiones frías e imponentes de la Casa del Gobierno en la que trabajaba Curzon.

Ciertamente, hay una calidad mística en Tagore, con su larga barba blanca; si bien definirlo como un místico —⁠el mesías de Oriente, como dicen algunos⁠— es quitarle mérito, parece sugerir que hay algo volátil e indisciplinado en su obra.[6] El estudioso de Harvard Amartya Sen señala que ver a Tagore como una especie de «gurú espiritual aleccionador» —⁠como lo ven muchos en Occidente⁠— es aplicar sobre él una mirada de una estrechez pasmosa.[7] En realidad, lo que tal vez otorgue a la obra de Tagore esa calidad mística sea su estudiado y a la vez natural universalismo, anclado en un suelo específicamente indio y bengalí. Del mismo modo que Curzon es el ejemplo por antonomasia del pragmatismo para una época con una política centrada en Asia y un equilibrio de poderes multipolarizado, la eterna lucha de Tagore por superar el nacionalismo lo sitúa entre los escritores más relevantes para una época de globalización, a pesar de que muriera hace siete décadas.

De hecho, expresar nuestra profunda admiración por la obra de Tagore es semejante a hacerlo respecto a la obra del desaparecido filósofo de Oxford Isaiah Berlín: es un modo de afirmar al individuo libre y sagrado como la fuerza soberana de la historia. Los poemas de Tagore, sus más de noventa relatos y sus novelas son el equivalente artístico a la filosofía humanista de Berlin. La producción literaria de Tagore es la de un coloso. Las lágrimas de los hombres fluyen a lo largo de sus hipnóticos relatos como la lluvia del monzón. Al igual que Berlín, nunca sermonea: no hay «ni teoría ni filosofía» aquí.[8] Los escritos que dejó tras toda una vida están dominados por conmovedores relatos de nostalgia, a menudo ambientados en un entorno rural idílico, y profundamente perturbadores: un joven que no realizó su ambición y anhela el amor de una mujer que un día pudo ser suya; el esqueleto de una escuela de medicina que perteneció a una hermosa mujer con sus propias esperanzas y sueños; un humilde empleado que pasa las tardes en la estación de Sealdah para ahorrarse el gasto de luz; un adolescente desgarbado que cae gravemente enfermo en Calcuta y añora a su madre, que está en el campo; un vendedor ambulante que se hace amigo de una niñita porque le recuerda a la hija que ha dejado en

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