Los secretos del bosque salvaje by Tonke Dragt

Los secretos del bosque salvaje by Tonke Dragt

autor:Tonke Dragt [Dragt, Tonke]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 1965-07-24T16:00:00+00:00


6. El Camino de la Sorpresa

—Mira los barrotes —susurró el Loco a la mañana siguiente—. Estos dos estarán fuera en cuanto quieras.

Tiuri sopló algo de polvo de hierro y dijo:

—¡Estupendo! No verán que los hemos estado limando a no ser que se acerquen demasiado.

—Pero los guardias siguen estando ahí —dijo el Loco.

—Nos escaparemos de todos modos —afirmó Tiuri. Estaba todo lo animado que puede estar un prisionero.

Fue hacia el ajedrez y estudió su siguiente jugada. El crujido de cerrojos le hizo mirar hacia la puerta. Y allí apareció el Caballero Negro, que en esta ocasión llevaba incluso el escudo rojo.

—Quería dar los buenos días a mis huéspedes antes de empezar con mi ronda diaria —dijo en un tono burlón y educado—. ¿Han pasado una buena noche? Enseguida les traerán el desayuno.

Echó un vistazo al tablero y después fue hacia la ventana.

El Loco se apartó ante él pero Tiuri se puso inmediatamente a su lado, justo delante de los barrotes que habían estado limando.

—Hace un tiempo estupendo —dijo el Caballero Negro mirando hacia fuera—. Siento que las circunstancias les impidan disfrutar de él. El agua de los ríos es brava y está alta porque la nieve de las montañas se está derritiendo. Todo en el bosque brota y florece, por lo que dentro de poco mis hombres estarán muy ocupados manteniendo los caminos abiertos: el Camino del Bosque Salvaje, el Camino de la Sorpresa.

—¿El Camino de la Sorpresa? —repitió Tiuri. Debía tratar de que el caballero no mirase los barrotes.

—Está allí, enfrente de usted, aunque no pueda verlo desde aquí. Sí, ¿ve el Puente Alto? En la otra orilla del río Negro el Camino de la Sorpresa va del este al oeste.

—¿Es aquél el río Negro? —preguntó Tiuri asombrado.

—Nos encontramos entre dos de sus vertientes. Éstas delimitan el territorio del castillo de Taren —respondió el caballero—. Usted siguió un tramo del río Negro, ¿con qué propósito?

Tiuri respondió:

—Quería saber si el Segundo Gran Camino hacia el este había desaparecido del todo.

—Y resultó no ser así. El camino se ha vuelto a abrir desde el Nido de Lechuzas y lleva, como antiguamente, a la Gran Cordillera. Pero ahora tiene otro nombre que usted ya ha oído: el Camino de la Sorpresa.

Tiuri se había agarrado a los barrotes y los apretaba con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Empezó a temblar por dentro de excitación pues, de pronto, creyó comprender por qué se llamaba así. Y entonces también supo qué era lo que hacía el Caballero Negro en el bosque.

—¿Le apetece jugar al ajedrez, señor? —preguntó intentado que su voz sonara natural.

—¿Ha movido ya?

—Lo haré ahora mismo —fue hacia el tablero e hizo saltar a uno de sus caballos.

—Ahora me toca a mí —dijo el caballero—, pero esperaré hasta esta noche. Hasta entonces, que le vaya todo bien.

Cuando se marchó, Tiuri volvió a ponerse delante de la ventana. Los dos guardias fueron relevados. Una comitiva de Caballeros Rojos se precipitó hacia el puente.

El Camino de la Sorpresa…

Todo el mundo sabía que había dos caminos que iban al país del rey Unauwen.



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