Cuentos de Boccacio by Giovanni Boccaccio

Cuentos de Boccacio by Giovanni Boccaccio

autor:Giovanni Boccaccio [Boccaccio, Giovanni]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1965-11-22T16:00:00+00:00


LA DOBLE DERROTA

En la buena ciudad de Florencia, tan fecunda en sucesos de todas clases, hubo en un tiempo una joven y preciosa señorita de alto rango, que fue dada en matrimonio a un caballero de gran mérito. Como suele suceder que uno se cansa de comer todos los días un mismo pan, por sabroso que sea, la joven se enamoró de un gentilhombre de pocos años, llamado Leonetto, modelado como una estatua, muy agraciado en todo, pero de ánimo poco varonil, sin duda porque su familia no era muy antigua en la carrera de las armas. Como se amaban mutuamente, no tardaron en ponerse acordes y darse pruebas de su amor. Eran tan dichosos como pueden serlo dos que bien se aman; cuando un caballero llamado micer Lambertuccio vino a turbar su placer.

—Este gentilhombre se había apasionado hasta la locura de la joven, la cual, encontrándole poco de su agrado y hasta grosero, no hacía caso de sus ruegos. Después de muchas atenciones y mensajes, el caballero, hombre rico y poderoso, cansado de luchar en vano, advirtió a la bella que la jugaría mil tretas y la daría no pocos disgustos si persistía en rechazarlo. La joven, que conocía al hombre, temía que, efectivamente, recurriese a algún extremo, rindióse a sus impertinencias y le acordó, por miedo, lo que jamás le diera por amor.

Isabel, que así se llamaba la joven, acostumbraba pasar el verano en el campo, donde poseía una quinta agradabilísima. Tiempo hacía que vivía en ella cuando su marido tuvo precisión de ausentarse por algunos días. Apenas hubo partido, manda ella a buscar a su querido Leonetto para que la acompañe. El joven no se hizo rogar y supo aprovechar la ausencia del marido.

Por su parte, Lambertuccio, cuando supo la ausencia de aquél, montó a caballo en el acto para visitar a la linda Isabel. Llega y llama. No bien lo ve la criada cuando sube a avisar a la señora que estaba en aquel momento en su dormitorio al lado de Leonetto. Es fácil imaginarse el disgusto que tan inoportuna visita la causó, y aunque su deseo fuera despedir al gentilhombre, como le temía más que al rayo no se atrevió a hacerlo. Tomó, pues, el partido de suplicar a su verdadero amante que se escondiera detrás de la cama o en algún otro sitio, hasta tanto que se pudiera deshacer de Lambertuccio.

Leonetto, apocado por naturaleza, siguió sin titubear el consejo de Isabel; hecho lo cual la sirvienta fue a abrir al caballero, quien se apeó y dejó su caballo en el patio atado a una argolla de hierro que había en la pared. La joven salió a recibirlo en la escalera con rostro tranquilo y sonriente, y después de saludarle con la mayor cortesía, preguntóle por el objeto de su viaje.

Empezó Lambertuccio por abrazarla y contestóla que habiendo sabido la ausencia de su marido, venía a hacerla compañía. La señora le dio las gracias por su atención y le introdujo en la casa. El caballero,



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.