Los asesinos by W. B. Bartlett

Los asesinos by W. B. Bartlett

autor:W. B. Bartlett [Bartlett, W. B.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2005-12-31T16:00:00+00:00


8

El Viejo de la Montaña

Sinan viajó desde Persia hasta Siria tomando una ruta clandestina. Hizo el recorrido de la manera más discreta posible, evitando siempre que tuvo ocasión las ciudades del trayecto. Llevaba consigo cartas de presentación e instrucciones, es decir, todo lo que pudiera necesitar para demostrar la legitimidad de sus credenciales ante los nizaríes sirios. Sin embargo, en ocasiones se detenía brevemente en casas seguras, donde vivían simpatizantes nizaríes, ubicadas dentro de las ciudades de la ruta por la que se acercaba a su destino. Pasó una noche en Mosul, visitando en esta ciudad un edificio conocido como la Mezquita de los Carpinteros.

Tras salir de Mosul, optó de nuevo por continuar el viaje siguiendo las rutas en las que su seguridad pudiera estar garantizada, hasta que llegó a la ciudad de Raqqa, situada en la frontera entre Iraq y Siria. Desde allí se encaminó a lo que era el primer bastión del ismailismo nizarí en Siria, la gran ciudad de Alepo. Estaba gobernada por Nur-ed Din, el hijo de Zengi, un gran guerrero y un enemigo implacable de aquellos a los que consideraba chiíes heréticos. Cuando Sinan llegó allí, Nur-ed Din se encontraba fuera de la ciudad, llevando a cabo una campaña militar, y el viajero aprovechó este largo período de ausencia para pasar una breve temporada en Alepo. Se puso en contacto con algunos de los nizaríes que aún permanecían en la ciudad, presentándoles cartas de Hasan para convencerles de su identidad. A lo mejor, también se informó sobre la situación existente en Siria y, de manera sumamente especial, sobre la posición de los nizaríes en el país.

Muchas cosas cambiaron en el transcurso del siglo XII. Aunque parecía inevitable que se produjeran todavía disputas y rebeliones en la zona, se veían indicios de que algunos de los actores importantes se iban haciendo más poderosos a costa de otros. Hubo expresiones tangibles de un reforzamiento del poder musulmán en la zona, si bien desde el punto de vista de los nizaríes éstas no procedían de una fuente que a ellos les pudiera parecer especialmente agradable, ya que fueron los suníes de Siria quienes dirigieron la resistencia islámica contra los cruzados europeos occidentales.

El primer gran líder suní que dio un fuerte golpe a favor de la causa islámica fue Zengi,[118] que tomó Edesa arrebatándosela a los cruzados y pasó a cuchillo a la mayor parte de la población latina cristiana. Pero, aunque parecía que su poder iba en ascenso, su campaña para recuperar los Santos Lugares de Palestina para el islam se cortó en seco. Zengi tenía una personalidad borrascosa, ya que perdía rápidamente el control y, cuando lo hacía, resultaba temible. También se permitía con frecuencia excesos con la bebida (algo que habría conmocionado a muchos musulmanes conservadores). Tras uno de estos excesos, despertó del sopor y se encontró con que uno de sus eunucos estaba bebiendo de su copa de oro. Lanzando maldiciones contra el sirviente que había mostrado tal temeridad, le amenazó con castigarle severamente por su descaro.



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