Lord Bush ansía una amiga by Bethany Bells

autor:Bethany Bells [Bells, Bethany]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-08-24T00:00:00+00:00

Capítulo 7

—Lo lamento —le dijo lord Bush, minutos después. Sus pasos resonaban por los largos pasillos de aquel lugar inmenso y silencioso. A través de las grandes ventanas entraba la luz de un ocaso que Caroline miró con tristeza. Había sido un día maravilloso. Hacía tiempo que no era tan feliz, y en buena medida se debía a la compañía del hombre que tenía al lado.

—¿Por qué? —preguntó, sorprendida.

—Por el percance que ha tenido lugar tras la cena.

—Ah. —Se sintió algo avergonzada porque hasta lo había olvidado. Era tal su grado de felicidad que los problemas de la señorita Newhill apenas podían afectarla. Trató de disimular⁠—. Usted no ha tenido ninguna culpa.

—No, pero mi familia… Bueno, siempre es particular.

—Ya he podido verlo. Pero también está llena de vida, de energía.

—Ya. Sobre todo Roseanne.

Caroline sonrió, pero solo por puro compromiso. No podía negar que esa hermana, en concreto, no le resultaba nada simpática.

—¿Mery Rose es muda? —preguntó. No se había atrevido a hacerlo antes, y no sabía qué pensar al respecto.

—No. Pero al final sí va a tener un problema. Mery Rose no es… oscura como Roseanne, pero sí es terca. Cuando se le mete una idea en la cabeza, no cede hasta…

—Hasta salirse con la suya. Como un buen Rosegarden, dirían sus hermanos.

Él se echó a reír.

—Pues sí. En realidad, es así. No sé… —⁠Agitó la cabeza⁠—. Me preocupa MeryRo, que es como la llamábamos de pequeña. Bueno, como la sigo llamando yo, cuando estamos a solas. Lleva mucho tiempo en voto de silencio.

—¿Voto de silencio?

—Sí. Quiere ingresar en una orden religiosa. Lo decidió hará… no sé, ya un par de años, supongo.

—¡Dios mío! ¿Dos años en silencio?

—Así es. Y, por lo que parece, Dios está por completo implicado en este asunto. —⁠Rio entre dientes cuando ella lo miró con divertida censura⁠—. Perdón, no debería ser tan blasfemo.

—No se preocupe. ¿Y qué piensan hacer? Por propia experiencia sé que no se puede obligar a nadie con la suficiente voluntad a hacer algo que no desea. Y si lleva tanto tiempo en silencio…

—MeryRo es un encanto, pero ya le digo que es una Rosegarden. Cada uno de nosotros lucha a su manera. —⁠Vaciló un momento y se encogió de hombros⁠—. Sí, también pensamos que tarde o temprano tendremos que ceder. Pero por el momento, Rosalynn ha tenido una buena idea.

—¿Ah, sí? ¿Cuál?

—Que MeryRo sea presentada en sociedad y viva una única temporada. Si al final de esta no ha comprobado por sí misma si su corazón la llama a la vida seglar, podrá ingresar en alguna orden religiosa, la que ella decida.

—¿Ha aceptado?

—Sí. Hasta ha prometido hablar durante ese tiempo, para facilitar las cosas y que la prueba sea válida de verdad. Pero está convencida de que no hay nada en el mundo que pueda apartarla de sus sueños místicos. —⁠Lord Bush agitó la cabeza⁠—. Confieso que estoy deseando que se enamore de quien sea, me da igual quién, y que viva una vida plena.

—Quizá no todos tengamos el mismo concepto de una vida plena…

—Ya… —Notó que la miraba de reojo.

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