Las desheredadas by Ángeles Caso

Las desheredadas by Ángeles Caso

autor:Ángeles Caso [Caso, Ángeles]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-05T00:00:00+00:00


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La crítica literaria siempre ha establecido una distinción entre «literatura» y «literatura femenina». Solo en tiempos muy recientes —y no siempre— ha empezado a difuminarse esta segregación disparatada: todavía las escritoras de mi generación hemos sido víctimas de semejante categorización jerárquica, que ya denunciaba Charlotte Brontë a mediados del siglo XIX. En ese sistema que tanto ha perdurado, «la literatura», creada por hombres, ha gozado de la categoría de universal, como todo lo masculino. La «literatura femenina» ha sido solo un subgénero menor, creado por mujeres y para mujeres. En exclusiva para mujeres, textualmente: hasta hace muy poco, muchos lectores varones se resistían a leer libros firmados por una autora, como bien le explicó a J. K. Rowling su primer editor.[87]

Quiero creer —eso espero— que las cosas han cambiado, y que las jóvenes escritoras ya no tienen que soportar la lluvia de piedras que soportamos nosotras por atrevernos a reclamar un hueco en un espacio reservado para el hombre. Pero cuando miro a las autoras que me precedieron, cuando repaso sus vidas y analizo en qué condiciones tuvieron que escribir, qué estrategias se vieron obligadas a emplear para hacerse oír, cuál fue la lluvia de piedras que cayó sobre ellas —mucho más intensa que la nuestra, seguro—, cuando pienso en todo eso y repaso lo que también hemos vivido nosotras, llego a esta conclusión: sí, existe una «literatura femenina». Es la que hicieron en el pasado tantas y tantas mujeres a escondidas, la que hemos hecho en el presente tantas y tantas de nosotras mientras cambiábamos los pañales de nuestras niñas, interrumpíamos «la mejor frase del mundo» para tender la ropa, terminábamos de corregir un texto sentadas en la cocina, vigilando que no se quemasen las lentejas, renunciábamos a muchas jornadas de trabajo por cuidar a nuestros padres enfermos, dejábamos sin acabar el capítulo que teníamos que acabar hoy para correr a abrazar a la amiga deprimida, rebajábamos nuestros éxitos ante nuestro compañero para que él no se sintiera «amenazado» y nos resistíamos como podíamos a la inseguridad que «los dueños del cotarro» iban arrojando a calderadas sobre nosotras, porque sin seguridad no se puede crear. Algunas, de hecho, no lo han logrado, y han abandonado por el camino.

Sí, existe una «literatura femenina», la que hemos creado todas nosotras en condiciones muy diferentes de las de ellos, los autores varones de «literatura masculina», aquellos que, en el pasado, estudiaban en la universidad mientras ellas leían los libros de la biblioteca casera, los que se emborrachaban en las tabernas y los prostíbulos y recorrían los salones literarios de cualquier país que se les antojase, los que recibían fama y honores y entraban en todas partes acompañados por clarines y redobles de tambor mientras ellas, las escritoras, fingían que bordaban en un rincón de sus casas. Ellos, los que en el presente han escrito siempre encerrados en sus despachos, con una mujer al lado diciéndoles a las niñas que «a papá no se le molesta» y ocupándose después de la casa,



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