Larga distancia by Martín Caparrós

Larga distancia by Martín Caparrós

autor:Martín Caparrós
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-17081-37-9
editor: Malpaso
publicado: 2019-02-14T00:00:00+00:00


Cada vez que el bebe berreaba alguien aplaudía, y así durante horas. Yo había llegado esa misma noche yno sabía. El hotel era una gran casa patricia venida amenos en el barrio de San Isidro, llena de muebles de época y polillas intemporales y el llanto no paraba, ni los aplausos. El bebe lloraba bien, pero tampoco era para aplaudirlo. Ala mañana, desayunando en el jardín comido por la maleza, Gérard y Jeanne me explicaron que les faltaba experiencia, y me presentaron a Alexis.

Gérard y Jeanne son dos franceses en el final de los treinta, romboidales, de piel lechosa, que venden ropa en los mercados de la zona de Marsella. Hacía años que buscaban, por cualquier medio, un bebé. El año pasado, en un mercado de Aix-en-Provence, alguien les habló de la conexión peruana, y les dio el teléfono de la Abogada. Ya antes se habían decepcionado con un cura, con una sociedad de adoptantes, con canales más intrincados. Pero la Abogada los puso en camino. Tras quince meses de trámites yahorros, hace tres días que llegaron aLima, yhace dos que les entregaron a Ricardo.

Ricardo ahora se llama Alexis —en francés, acentuado en la última sílaba— ysigue teniendo siete meses, la piel morena, el pelo rapado ymuchas mataduras. Alexis es feo. Se agita panza arriba en un moisés ysus nuevos padres siguen aplaudiendo, aver si lo distraen. Alexis es un bebe de solo diez mil dólares, porque no tiene ningún pedigree. Por ese dinero en China un hongkongués se puede comprar diez riñones en perfecto estado, nunca taxi, pero es cierto que acunar un riñón no debe resultar muy pulcro. Aquí, es el precio medio de un chico de menos de tres años.

—Si la Abogada es buena debe ganar mucha plata, si no ganará menos. A mí me da igual —dice Gérard—. Ella tiene que pagar a jueces y funcionarios y a los padres. Pero se debe quedar con una buena cantidad.

La madre de Ricardo era una chica de diecisiete que se presentó a la entrega del bebe con un amigo, 'pero se notaba que no era el padre', dice Jeanne. Ahora está embarazada otra vez, de tres meses, yya les ofreció la criatura. Jeanne yGérard dicen que primero quieren ver cómo les va con este; de todas formas, tienen que quedarse aquí un par de meses, hasta que terminen los trámites y los sobornos.

—Bebé, ahora vas a ser francés, vas a vivir mejor. Dice Jeanne, limpiándose un hilito de mermelada.

—Ojalá pudiéramos salvarlos a todos…

Dice Gérard, y cuenta que trajeron una valija llena de antibióticos 'para los chicos sin hogar'. Hay más té, más tostadas. Nadie toma los jugos de fruta, por si acaso. Ahora bajan al jardín dos americanas cuarentonas, caderudas, cada cual con su nueva hija de año ymedio. Las nenas tienen el pelo negro al ras yse juntan para hablar en su media lengua castellana. Las madres nuevas les hablan en inglés, en un tono severo, ligeramente protestante, ylas llaman Maggie yDolly. Se calculan unos ocho mil chicos exportados cada año, pero la cifra es conjetural.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.