La tumba vacía by Isidoro García Sánchez

La tumba vacía by Isidoro García Sánchez

autor:Isidoro García Sánchez
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788417042219
editor: Esdrújula ediciones
publicado: 2018-02-13T00:00:00+00:00


12

FUNDIDO

—¡No te jode la que se traen con el temita de la justicia universal de los cojones! —proclama Facundo con la indignación a flor de piel, cuidándose de no transmitirla a las hojas del periódico que sostiene en sus manos pues sabe que ha de devolverlo impoluto y sin un solo doblez ni pliegue que aventure haber sido leído. Es la única condición que Secundino le tiene impuesta a la hora de arramblar selectivamente con la prensa impresa de su quiosco y en cuyo cumplimiento lleva demostrada harta pericia durante años.

La noticia que lo subleva hunde sus raíces, en su parecer iracundo, en una de las peores perversiones de la civilización: la de someter la persecución del delito a diferentes varas de medir en según qué zonas del planeta. O, más infamante aún, la de ocuparse siquiera en debatir si desde cualquier punto de este se pueden juzgar o no fechorías inhumanas cometidas en lugar distinto por muy en el extranjero que quede, sobre todo si en él no se han cumplido los deberes punitivos con rigor dejando impunes infracciones de grueso calibre. O, lo que es peor, que a dichas consideraciones las contagie la alta política o las atrape en sus sinuosidades la maraña de los intereses financieros. Entra en juego entonces la arbitrariedad, la parcialidad, el desdecirse, el conjugar donde dije digo, digo diego; y sin despeinarse, desde una naturalidad y desvergüenza que claman al cielo.

La expresión de Facundo pudiera prestarse a confusión si se tiene en cuenta el reniego categórico que le ha endosado a la justicia universal. O al menos eso parece. Pero no es así. En su furor expresivo no ha sabido delimitar con claridad la atribución del calificativo de modo que puede dar pie a equívocos y endilgar a Facundo una opinión sobre la justicia universal que no es la suya. Sin embargo, analizada desde la serenidad de la distancia y conociendo su talante y su trayectoria personal, es fácil deducir que él no se pronuncia contra ella sino todo lo contrario. Su animosidad la descarga contra el espectáculo lamentable que se está dando en la actualidad en nuestro país, en las decisiones tomadas para esquivarla, para abandonar el club de quienes todavía creen en ella y persiguen sus objetivos. Y su animosidad se incrementa cuando descubre las razones que han movido a ello: un juego de equilibrios perverso, de querer sacudirse las consecuencias ¿malsanas? del compromiso, de no molestar a los que sujetan la sartén universal por el mango, a los que manejan la llave de apertura y cierre del grifo prestamista y comercial a nivel planetario. No vaya a ser que nos abandonen a nuestra suerte y den tijeretazo al cordón umbilical que nos alimenta de fondos de los que no disponemos y que necesitamos para seguir subsistiendo. Y ya se sabe: quien paga manda... Y quien paga no es tan imbécil como para permitir que alguien se le suba a las barbas y le diga descaradamente de qué manera y con qué criterios ha de regir su propia casa.



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