La paradoja del bibliotecario ciego by Ana Ballabriga & David Zaplana

La paradoja del bibliotecario ciego by Ana Ballabriga & David Zaplana

autor:Ana Ballabriga & David Zaplana [Ballabriga, Ana & Zaplana, David]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela negra
editor: Amazon Publishing
publicado: 2018-03-26T22:00:00+00:00


CAPÍTULO 38

Apagaron las luces y abandonaron el salón de actos del instituto donde ensayaban el cortometraje bajo la dirección de Sergio y la supervisión del profe de plástica.

Turia pilló a Sergio por sorpresa en la puerta del instituto.

—¿Adónde vas ahora?

El chico se mostró nervioso, incómodo. Aunque fue él quien le ofreció hacer una prueba para el papel protagonista del corto, era evidente que aún no había olvidado el incidente de la bofetada.

—A casa —contestó sin detenerse.

—Ya.

A Turia no le apetecía volver a la suya y aquella tarde no podía contar con sus amigas: Noelia tenía que entrenar para su partido de balonmano del sábado y Martina debía cuidar de sus hermanos pequeños porque sus padres iban al médico. Además, quería arreglar las cosas con Sergio, le caía bien y la bofetada había sido una reacción involuntaria de la que se había arrepentido al instante.

—¿Qué te ha parecido el ensayo? —La chica elevó la voz para que él pudiera oírla.

Sergio se detuvo, dudó un momento y volvió sobre sus pasos para acercarse a ella.

—No ha estado mal, aunque tienes que pulir algunos gestos.

—No ha estado mal, ¿eh? ¿Así es como motivas a tus actores? —bromeó ella.

—Bueno, a mí me gustas mucho, ya lo sabes… —Turia notó que Sergio se ruborizaba un poco—. Como actriz, quiero decir.

—Claro, tienes ante ti a la nueva Halle Berry.

—Puede, pero tendrás que quitarte el pañuelo para grabar.

—Eso no puede ser, ya lo sabes.

—Vale, tenía que intentarlo. —Sergio frunció el ceño—. Adaptaré el guion.

—Gracias.

—De nada. Bueno, tengo que irme. —Dio media vuelta para marcharse, pero dudó y volvió a ponerse enfrente—. ¿Quieres merendar? Mi madre nos puede preparar algo.

—Me encantaría —dijo Turia con una sonrisa en los labios.

Era la solución que la muchacha esperaba para no regresar a casa. Su madre estaría en casa de los padres de Rodrigo, su padre buscando trabajo, visitando fábricas y campos de cultivo a la caza del capataz que siempre contestaba a sus peticiones negando con la cabeza. En su casa solo podría encontrar a su tío Alí, ocioso como siempre, viendo en la tele algún partido del Casablanca, si es que no se había marchado al bar o estaba de charla con los amigos.

Caminaban despacio, casi sin mirarse, cohibidos. Turia sabía que no era muy adecuado pasear con un chico al que apenas conocía, a su padre podría darle un ataque si se enteraba. Sin embargo, estaba contenta. Sergio le caía bien, le gustaba su aspecto algo desastrado y sus formas agradables y pausadas, le encantaba cómo la dirigía en los ensayos del corto, explicándole los sentimientos del personaje, aquellos pequeños e importantes detalles en los que ella no había reparado.

Él ya le había insinuado en varias ocasiones que quizás el hiyab fuera un problema a la hora de protagonizar el corto, pero ella no podía quitárselo, ahora no, aunque ya hubiera perdido todo su poder. Cuando decidió volver a incorporarlo a su vestuario, obtuvo una relativa paz momentánea, se sentía bendecida. Sin embargo, un despiste absurdo dio al traste con todo.



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