La mirada gris by J. R. Zambrano

La mirada gris by J. R. Zambrano

autor:J. R. Zambrano
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial, Intriga
publicado: 2017-06-30T22:00:00+00:00


El dolor y la muerte

El frío.

Fue lo primero que sintió cuando volvió en sí. Estaba temblando incontroladamente. Se quiso mover pero descubrió que estaba atada. Después llegó el dolor, un dolor lacerante en los brazos y las piernas. Como si le desgarrasen la piel. Quiso gritar pero no pudo, algo se lo impedía. Y a continuación llegó el miedo.

El ataque de pánico la dejó sin respiración al comprender lo que estaba ocurriendo. Estaba desnuda y tumbada boca abajo sobre un material liso y frío, con los brazos atrapados bajo su cuerpo. Tenía los ojos tapados y dentro de la boca, una bola de un tejido áspero con un sabor que no supo distinguir.

Se agitó intentando liberarse, pero el dolor que generó en sus extremidades aquel forcejeo estuvo a punto de hacerle perder la conciencia de nuevo. Los brazos y las piernas los tenía atados con algo que le estaba desgarrando la carne. También notaba una presión que la inmovilizaba en los omóplatos, las caderas y los muslos.

De pronto oyó unos pasos que se dirigían hacia ella. Se concentró en ellos a la vez que se esforzaba en hacer llegar aire a sus pulmones.

Los pasos se detuvieron y notó el aliento de una persona cerca de su oído. Expectante y aterrada escuchó la respiración de aquella persona. Durante unos segundos cargados de tensión esperó a que sucediera algo, hasta que oyó que con voz grave le decía al oído:

«Encomiéndate a Dios».

Y en ese instante comprendió que iba a morir. Gritó y forcejeo reprimiendo el dolor. Y entonces ocurrió.

Primero notó un pinchazo encima del glúteo y después…, el dolor fue inhumano. Le recorrió la pierna derecha hasta el pie y después hacia la zona lumbar, era como si le hubiesen aplicado electricidad por algún conducto interno de su cuerpo. Estuvo a punto de perder el conocimiento, pero antes de que ocurriese el dolor se volvió a repetir, esta vez en la otra pierna. Sus esfínteres se revelaron ante tal sufrimiento y se hundió en la oscuridad.

Pero poco le duró el descanso, al instante recobró el conocimiento cuando notó una sensación helada en las fosas nasales que terminó estallando en su cerebro. Comprendió que la habían reanimado y supo el porqué. El grito que brotó desde lo más hondo de su ser quedó enmudecido por la mordaza y en un último intento de luchar por su vida se retorció con todas sus fuerzas para intentar zafarse de sus ligaduras; el dolor y el agotamiento terminó por vencerla y poco a poco se fue quedando quieta. Cuando intentaba recuperar el aliento oyó el alarmante tintineo de alguien manipulando objetos metálicos. Notó la tibieza de su propio orín en las piernas y lloró con desesperación. Comenzó a preguntarse una y otra vez ¿por qué a mí? ¿Por qué?

Se sobresaltó al sentir que le tocaban la pierna; escuchó una serie de clicks y se dio cuenta de que la estaban liberando. La esperanza resurgió, se aferró a ella como a un bote salvavidas y quiso creer que aquello podría terminar.



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