La lista de Schindler by Thomas Keneally

La lista de Schindler by Thomas Keneally

autor:Thomas Keneally [Keneally, Thomas]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1981-12-31T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 24

El Oskar Schindler que solía desmontar de su caballo por esos días en el patio de Emalia era todavía un próspero hombre de negocios. Su rostro terso y bello recordaba el estilo de dos actores cinematográficos —George Sanders y Curd Jurgens— con quienes siempre lo compararían. Vestía una bien cortada chaqueta de montar, polainas y botas bien lustradas. Parecía un hombre de gran éxito.

Sin embargo, cuando regresaba de sus paseos por el campo, debía afrontar en su despacho cuentas y facturas insólitas incluso para una empresa tan poco convencional como la Deutsche Email Fabrik.

Dos veces por semana llegaban de Plaszow a la calle Lipowa, en Zablocie, remesas de unos pocos centenares de panes y, de vez en cuando, media carretada de nabos. Sin duda, esos pequeños cargamentos aparecían multiplicados en los libros del comandante Goeth. Intermediarios como Chilowicz vendían en beneficio del Hauptsturmführer la diferencia entre las magras provisiones que llegaban a la calle Lipowa y los opulentos convoyes fantasmas que Goeth asentaba en sus libros. Si Oskar hubiera dependido de Amon para las comidas de Emalia, sus novecientos reclusos habrían recibido tal vez tres cuartos de kilo de pan por semana, y sopa un día de cada tres. Oskar invertía mensualmente, personalmente o por medio de su gerente, cincuenta mil zlotys en alimentos comprados en el mercado negro para sus cocinas. Algunas semanas adquiría hasta tres mil hogazas redondas. Se dirigía a la ciudad y visitaba a los supervisores alemanes de las grandes panaderías, llevando en su cartera abundantes marcos y dos o tres botellas.

Aparentemente, Oskar no pensó nunca que ese verano de 1943, en Polonia, era uno de los campeones de la alimentación ilícita de prisioneros, ni que la nube de hambre que la política de las SS suspendía sobre las grandes fábricas de la muerte y sobre los barracones rodeados de alambradas de espino de los campos de trabajo forzados brillaba por su ausencia, de un modo peligrosamente ostensible, en la calle Lipowa.

Ese verano ocurrió una multitud de incidentes que acrecentaron la mitología de Schindler y la suposición casi religiosa de muchos prisioneros de Plaszow y de la población total de Emalia de que Oskar era capaz de lograr una absurda salvación.

Al comienzo de la existencia de todos los subcampos, los directores del Lager padre los visitaban para asegurarse de que la energía de los trabajadores esclavos fuera estimulada del modo más ejemplar y radical. No se sabe con exactitud qué miembros del equipo directivo de Plaszow estuvieron en Emalia, pero varios prisioneros y el mismo Oskar dijeron más tarde que Goeth era uno de ellos. También pueden haber estado allí Leo John, Scheidt, o Josef Neuschel, un protegido de Goeth. No es en modo alguno inexacto mencionar sus nombres en relación con «estimular la energía del modo más ejemplar y radical». Ya lo habían hecho en Plaszow. Cuando visitaron Emalia, vieron que, en el patio, un prisionero llamado Lamus empujaba una carretilla con demasiada lentitud. Oskar declaró posteriormente que había sido Goeth quien estaba allí



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