La hora de la verdad by Eoin Colfer

La hora de la verdad by Eoin Colfer

autor:Eoin Colfer [Colfer, Eoin]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Infantil y juvenil, Fantástico
publicado: 2009-12-31T23:00:00+00:00


La cúpula azul

nuestro hogar protegerá;

Si llegara a romperse,

evacuarnos tocará.

Turnball Remo la recordó mientras seguía a Vishby por el pasillo. «¿"Evacuarnos tocará"? ¿Qué clase de canción era esa?». «Evacuarse» podía interpretarse de muchas maneras, sobre todo cuando alguien tenía ganas de ir al baño. Era la típica canción que le habría encantado a Julius.

«Me alegro mucho de que Leonor nunca haya tenido que conocer a mi grosero hermano. Si lo hubiera hecho, no habría habido magia en el submundo capaz de persuadirla para que se casase conmigo».

Una parte de Turnball sabía que mantenía a Leonor lejos de las criaturas porque una conversación de apenas diez minutos con cualquiera de aquellas criaturas mágicas habría demostrado a Leonor que su marido no era el noble revolucionario que fingía ser. Por suerte, aquella era una parte de sí mismo de la que Turnball había aprendido a hacer caso omiso muy hábilmente.

Había otros presos arrastrando los pies para salir de sus celdas y atravesar los puentes estrechos que conducían a la calle principal. Todos iban esposados y vestidos con un uniforme carcelario de color verde lima donde se leía «Profundis». La mayoría se hacían los gallitos, pavoneándose y haciendo comentarios soeces cada dos por tres, pero Turnball sabía por experiencia propia que con los que había que tener cuidado era con los de mirada plácida. Era mucho mejor no meterse con ellos.

—¡Vamos, convictos! —gritó un duendecillo extragrande con aspecto de duende del Cromañón, una raza que a veces se daba en Atlantis, debido a la presión ambiental—. Sigan caminando, no me hagan usar el bastón…

«Al menos yo llevo mi uniforme de gala», pensó Turnball, haciendo caso omiso del guardia, pero no sintió un gran consuelo. Con uniforme o sin él, lo cierto es que estaba desfilando por aquella pasarela como un preso común. Se calmó un poco al tomar la decisión de que, definitivamente, mataría a Vishby lo antes posible, y tal vez enviaría un correo electrónico a Leeta, felicitando a la novia de Vishby por su condición recién adquirida de elfa soltera y sin compromiso. Seguramente estaría encantada.

Vishby levantó un puño e hizo que la procesión se detuviera en un cruce. Los prisioneros se vieron obligados a esperar como si fueran ganado, mientras un enorme cubo metálico, sellado con barras de titanio, pasaba flotando por su lado en un carrito volador.

—Opal Koboi —explicó Vishby—. Es tan peligrosa que ni siquiera la dejan salir de su celda.

Turnball se enfureció.

«Opal Koboi». Allí abajo la gente se pasaba el día chismorreando sobre Opal Koboi. Los rumores actuales decían que había otra Opal Koboi por ahí que había surgido del pasado para rescatarse a sí misma en el presente. La gente haría algo más de provecho si dejaba de obsesionarse con la condenada Opal Koboi. Si había alguien a quien debía preocuparle Koboi, ese era él. De hecho, ella había asesinado a su hermano pequeño. Aunque era mejor no hurgar en el pasado: podría hacer que se le reprodujera la úlcera.

El cubo tardó una eternidad en pasar flotando junto a ellos, y Turnball contó tres puertas en el lateral.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.