La democracia en 30 lecciones by Giovanni Sartori

La democracia en 30 lecciones by Giovanni Sartori

autor:Giovanni Sartori [Sartori, Giovanni]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2008-01-01T05:00:00+00:00


LECCIÓN 16

Socialismo

Guido De Ruggiero, en su excelente Historia del liberalismo europeo, afirma que en la Revolución francesa estaban presentes en potencia tres revoluciones: la revolución liberal, la revolución democrática y la socialista. Y señala, acertadamente, que la única revolución que estaba madura era la liberal.

Tras recorrer el camino (desafortunado) de la palabra liberalismo, afrontamos ahora el otro término que ha marcado la historia de los dos últimos siglos: “socialismo”. Pese a que la palabra ya aparece empleada en 1830 por Pierre Leroux, y aunque en aquella misma época encontramos la voz socialistes para designar a los seguidores de Saint-Simon, el término deviene importante sólo hacia 1847-1848. El de 1848 es el año de las revoluciones liberales, pero no así en Francia. En Francia, la revolución adquirió tintes socialistas, asustó, fue derrotada y dio lugar poco después al golpe de Estado de Luis Bonaparte y al II Imperio. Así, la palabra socialismo sale de Francia, se traslada a Alemania, y desde ahí confluirá en la historia de la formación y de la difusión de los partidos obreros.

Si, como hemos visto, en el caso del “liberalismo” primero nace la cosa y después la palabra, con el “socialismo” ocurre lo contrario. El Manifiesto comunista de 1848 comenzaba con esta frase: “Un fantasma recorre Europa: es el fantasma del comunismo”. Marx no llegó a ver el triunfo de ese nombre (que tendría que esperar a Lenin), pero le dio tiempo a sentar las bases de un socialismo plasmado por su doctrina. Mientras que para el liberalismo hicieron falta tres siglos para pasar de la cosa a la palabra, para el socialismo el paso de la palabra al “socialismo marxista” se produjo en dos décadas.

El primer partido socialista alemán fue el de Ferdinand Lassalle, a quien Marx detestaba (y era un odio correspondido). Lassalle fue derrotado, pero hicieron falta unos veinte años; y sólo con el Congreso de Erfurt de 1891 salió Marx finalmente vencedor, y el socialismo se hizo marxista. Y siguió siéndolo en los años de la II Internacional (1890-1914) para casi todos los partidos socialistas europeos. Durante aquellos años, y a lo largo de casi medio siglo, la doctrina de Marx fue la que establecía lo que era o no era el “socialismo”.

Lo insólito es que, hasta Lenin (y a despecho del Manifiesto de 1848), el comunismo no se convirtió en un partido en ningún país, y quedó como una palabra que hasta el propio Marx empleaba sólo raramente. El partido de la izquierda se llamaba “socialdemócrata”. También Lenin perteneció, hasta 1918, al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR). En aquel periodo, el socialismo recibía el nombre de “socialdemocracia”, y la socialdemocracia era lo que se consideraba una fase de transición al comunismo. Y aquella socialdemocracia seguía siendo en cualquier caso un partido revolucionario, aunque el partido siempre estuvo dividido entre quienes esperaban que la revolución se produjese por sí misma (por necesidad histórica) y quienes querían hacerla de verdad.

La siguiente fase comienza en 1918, cuando Lenin funda el Partido Comunista Ruso. Y



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