La alucinante historia de Juanito Tot y Verónica Flut by Andrés Barba

La alucinante historia de Juanito Tot y Verónica Flut by Andrés Barba

autor:Andrés Barba [Barba, Andrés]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Infantil
editor: ePubLibre
publicado: 2008-01-01T00:00:00+00:00


Pero su alegría duró poco tiempo, porque a los tres minutos llegó a la localidad del Quinto Pino un telegrama de Calzas Bancar que decía:

«Malas noticias. Stop. Récord pulverizado por Klaus Wintermorgen. Stop. Traga una tonelada de agua marina en tres minutos, cinco segundos. Stop. Un banco de peces y más de cuarenta caracolas. Stop. No os desaniméis, niños. Stop. Firmado: Calzas Bancar».

Durante el día siguiente, mientras Juanito se recuperaba de haberse bebido media playa del Quinto Pino, Verónica Flut trató de batir el récord de salto con pértiga y el de rompimiento de cocos con la cabeza. Igual que Juanito Tot, Verónica Flut puso todo su empeño y rompió 127 cocos, hasta que tuvo tantos chichones como cocos había partido. Desastre total: Klaus Wintermorgen, según los telegramas, había partido 472 cocos de un solo golpe de cráneo, poniéndolos en fila y tirándose de cabeza contra ellos desde lo alto de un rascacielos. Tampoco el salto de pértiga funcionó, aunque Verónica lo hizo bastante bien, y de hecho estuvieron divirtiéndose toda la mañana.

—Es una sensación divertidísima —le contó Verónica a Juanito—, vas corriendo, clavas la pértiga y, en un segundo, ya estás volando por los aires, que a mí volar por los aires es que me encanta, tú no puedes, claro, porque eres tan enano.

Juanito se enfadó un poco con aquello, no le gustaba que le dijeran que era un enano, pero Verónica se dio cuenta enseguida y le animó mucho.

—Pero a mí lo de que seas enano no me importa, Juanito Tot, porque te conozco y cada día me caes mejor, y te quiero mucho y eres mi amigo, y casi me gustas más enano que alto, que en mi familia todo el mundo es muy alto y al final te aburres. Además estamos juntos en la aventura más divertida de mi vida y eso une mucho, yo estas cosas las sé muy bien porque soy chica, y porque las dice mi hermana también.

Juanito Tot no sabía a qué se refería Verónica, pero se sintió mucho mejor mirando sus ojos cuando hablaba, que eran muy grandes. Cuando Verónica Flut hablaba, a Juanito le hacía cosquillas el estómago, como cuando se tragó la caracola y los dieciocho peces. Y era una sensación muy agradable porque solo tenía ganas de estar al lado de Verónica Flut y que Verónica Flut le contara sus cosas de cuando era pequeña y pensaba en el infinito y se mareaba pensando porque pensar el infinito mareaba. Por eso le decía:

—Cuéntamelo otra vez, cómo lo pensabas, el infinito.

Y ella se lo contaba abriendo mucho los brazos, y Juanito Tot se sentía feliz, aunque no batieran un récord del mundo, se sentía como nunca antes se había sentido, porque Verónica Flut estaba a su lado. El último récord que intentaron batir fue el de la torre humana con forma de pepinillo. Lo de la forma de pepinillo no estaba preparado, en realidad la querían hacer recta, pero les salió un poco torcida, y por eso decidieron que tendría forma de pepinillo.



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