Kant y el ornitorrinco by Umberto Eco

Kant y el ornitorrinco by Umberto Eco

autor:Umberto Eco
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788490326886
editor: Penguin Random House Grupo Editorial Espanya
publicado: 2015-06-24T16:00:00+00:00


4.5. LA VERDADERA HISTORIA DEL ORNITORRINCO9

4.5.1. «Watermole» o «duckbilled platypus»

En 1798, un naturalista llamado Dobson envía al British Museum la piel disecada de un animalillo que los colonos australianos solían llamar watermole o duckbilled platypus. A partir de una noticia referida por Collins en 1802,10 un animal parecido había sido hallado en noviembre de 1797 a orillas de un lago cerca de Hawkesbury: tenía el tamaño de un topo, con ojos pequeños, las patas anteriores presentaban cuatro garras y estaban unidas por una membrana, mayor que la que unía las garras de las patas posteriores. Tenía cola, el pico de un pato, nadaba con las patas, que usaba también para excavar la madriguera. Era sin duda de carácter anfibio. El texto de Collins adjunta un dibujo, muy impreciso: el animal parece más bien una foca, un ballenato, o un delfín, como si, sabiendo que nadaba, se le hubiera aplicado a primera vista el TC genérico de un animal marino. O quizá la fuente es otra. Como relata Gould (1991, p. 19), en 1703 el capitán Bligh (precisamente el de la Bounty) en el curso de un viaje a Australia descubrió (y comió asado, de buena gana) un equidna. Ahora bien, sabemos que el equidna es hermano carnal del ornitorrinco, con el cual comparte el privilegio de ser un MONOTREMA. Bligh lo dibuja con mucho esmero, el dibujo se publicará en 1802, y se parece muchísimo al ornitorrinco de Collins. Si Collins había visto el dibujo de Bligh, lo desconozco, pero si no lo hubiera visto, mucho mejor: se llegaría a la conclusión de que ambos dibujantes han captado, en dos animales diferentes, rasgos genéricos comunes, en detrimento de los rasgos específicos (el ornitorrinco de Collins no tiene un pico creíble y parece apropiado para comer hormigas, como el equidna).

Volvamos al ornitorrinco disecado, que llega a Londres y es descrito en 1799 por George Shaw como Platypus anatinus:11 Shaw (que, entre otras cosas, puede examinar sólo la piel y no los órganos internos) da varias señales de estupor y perplejidad: el animal le hace pensar inmediatamente en el pico de un pato injertado (engrafted) en la cabeza de un cuadrúpedo. El término no está elegido al azar. La piel llegaba después de una navegación por el océano Índico y, en aquella época, se conocían diabólicos taxidermistas chinos habilísimos en injertar, por ejemplo, una cola de pez en cuerpos de mono, para crear monstruos sirenoides. Shaw, por lo tanto, tiene alguna razón en dudar a primera vista de que se trate de un «preparado engañoso hecho con medios artificiales», pero luego admite no haber sido capaz de lograr identificar marca alguna de fraude. Aun así, su reacción es interesante: el animal es desconocido, no tiene medios para reconocerlo, y preferiría pensar que no existe. Pero puesto que es hombre de ciencia, procede. E inmediatamente, desde el principio, oscila entre Diccionario y Enciclopedia.

Para entender lo que está viendo, busca cómo encontrarle una clasificación: le parece que el plátipo representa un nuevo y singular



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