Judy Moody Es Detective by Megan McDonald

Judy Moody Es Detective by Megan McDonald

autor:Megan McDonald
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Infantil y juvenil
publicado: 2010-01-01T05:00:00+00:00


El atascado caso del retrete estropeado

Durante el resto del sábado y todo el domingo, Judy y sus compañeros aprendices de detective recorrieron el barrio en bicicleta en busca de una furgoneta de color verde oscuro. Se toparon con furgonetas blancas, azules, marrones, naranjas, pero ni una sola de color verde con un letrero en el costado que dijese «Retrete, Emergencia» conducida por tipejos comedores de uvas y con las orejas puntiagudas.

El lunes por la mañana, ella, Judy Moody, estaba de mal humor. Un mal humor de ¿por-qué-no-podré-yo-resolver-un-misterio? y, justo en ese momento, cuando menos se lo esperaba, surgió una pista.

Judy estaba garabateando huellas de perro con su lápiz Gruñón mientras el señor Todd les daba una charla sobre hábitos saludables cuando de repente, por las buenas, la voz del director irrumpió desde el altavoz y dijo las tres palabras mágicas:

—Chicos y chicas, me temo que tenemos algún problema con los retretes del área de Tercero y Cuarto. Tuvimos una emergencia esta mañana, cuando se rompió una cañería e inundó el servicio de las chicas. Ya han llegado los fontaneros para arreglar el problema, pero os pedimos que utilicéis los aseos que hay junto a la biblioteca, hasta nuevo aviso.

¡Retrete! ¡Emergencia! ¡Fontaneros! Aquellas tres palabras sonaban a música celestial en los oídos de Judy. Estiró el cuello para poder ver el aparcamiento. Y entonces fue cuando la vio: una furgoneta de color verde oscuro, ¡aparcada justo enfrente de la entrada del colegio!

Judy sacó su cuaderno de notas y escribió «SOS» con la barra de labios de color rojo. Lo sostuvo en alto para que Frank y Rocky lo viesen. A continuación, levantó la mano como un rayo.

—Señor Todd, tengo que ir al baño. Me lo hago encima, y Rocky y Frank también —toda la clase se echó a reír. Frank se puso rojo como un tomate—. Es decir, también tienen que ir al cuarto de baño.

Jessica Finch levantó la mano.

—¡Emergencia! ¡Emergencia! Yo también voy.

Jessica Finch estaba siendo una copiona de campeonato, la muy soplona…

—¿Sabéis qué? —dijo el señor Todd—. Pues que todos nos vamos a tomar un pequeño descanso para ir al baño.

Moody Ojo de Halcón estaba de nuevo en el caso.

Judy, Rocky y Frank salieron corriendo por la puerta y bajaron al vestíbulo en lugar de dirigirse al aseo de la biblioteca. Se fueron directos al servicio de las chicas con el retrete estropeado. Por el camino, se toparon de bruces con el agente Stink.

—Stink, el servicio de las chicas está estropeado y los tipejos fontaneros lo están arreglando. ¡En serio! —le contó Judy.

—Judy ha visto la furgoneta aparcada ahí fuera —dijo Frank—. Es verde, igualita que la del supermercado.

—Mr. Chips podría estar justo aquí, ahora mismo —exclamó Rocky.

—Esto es algo muy gordo, Stink, y solo disponemos de cinco minutos. Vas a vigilar mientras nosotros comprobamos el cuarto de baño.

—¿Qué? No podéis entrar ahí. ¡Podría haber retretes a punto de estallar! ¡O unos tipejos malvados! Os podrían atar con cuerdas, o daros un remojón de aúpa o algo de eso.

—¿Un remojón? —preguntó Judy.



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