Infiltrados by Ralph Barby

Infiltrados by Ralph Barby

autor:Ralph Barby
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia ficción, Novela
publicado: 1982-09-30T23:00:00+00:00


CAPITULO VII

Cuando Gala entró en el taller de mantenimiento, vio la lámpara foco encendida, enviando su luz sobre la alargada mesa sobre la que se hallaba tendido el androide.

La muchacha pudo ver que tenía el pecho y el abdomen abierto y de su interior salían cables y relés. Pau Guaita estaba inclinado sobre él, trabajando, interviniendo con pinzas, cubiertos sus ojos por gafas oscuras que le protegían de los chisporroteos que de vez en cuando brotaban del cuerpo del robot biónico.

De pronto se produjo un fuerte chispazo y hasta la luz de los ojos de Mister se apagó.

Pau Guaita lanzó una imprecación y las pinzas salieron despedidas con rabia de sus manos, clavándose sobre un canto de la madera de la mesa.

— ¿Qué te ocurre?

El hombre se volvió y entonces la descubrió en el umbral. Había estado tan absorto en su trabajo que no se había percatado de su llegada.

—Hola, Gala —saludó con gesto amargo.

— ¿Qué ha sucedido?

—No lo sé bien; bueno, sí sé que nos hemos quedado sin androide.

— ¿Averiado?

—Hasta que no sea llevado a un taller de reparaciones profundas, creo que más que averiado podríamos decir que está destruido. Aquí ya no nos es útil; tendré que dejarlo en un cajón para que lo reparen al regreso, si es que se puede.

— ¿Estaba gastado?

—No; tenía unos conductos eléctricos cambiados y se han producido unos cortocircuitos que han abrasado unas cápsulas biónicas.

— ¿No hay repuestos?

—De esa clase no, y por lo visto se han producido unos cortocircuitos secundarios. No sé si has visto el último.

—Sí, he visto un fuerte chispazo.

—Pues ése ha sido el fin.

— ¿Y ahora?

—He de prescindir de él.

— ¿Y eso es grave?

—Mucho.

— ¿No puedes tripular la cosmonave sin él?

—Cuando la tripulación estaba completa, se podía prescindir de la labor incansable de Mister. No puedo olvidar que él no dormía, no comía, no precisaba del ocio ni de la gimnasia. En otras cosas, los entes humanos somos superiores a los androides, pero en la efectividad de un trabajo mecánico y continuado, sin posibilidad de agotamiento físico o psíquico, ellos son superiores a nosotros, hacen la labor de por lo menos dos humanos.

—Nosotras podremos hacer el trabajo que realizaba Mister para poder regresar a la Tierra, si nos preparas un poco.

—Creo que podéis hacerlo, con unas cuantas clases y la ayuda de algún microordenador accesorio que os vaya descifrando claves, pero...

Gala se le acercó. Sobre la mesa seguía Mister, frío, inmóvil, abierto por el pecho y el abdomen.

—Somos científicas, estamos preparadas para ayudar.

—Sí, pero...

— ¿Insistes en el «pero»?

— ¿La doctora Salomé querrá colaborar?

—Claro que sí. Hemos de regresar a la Tierra, ¿no?

—Sí, pero ella no tiene prisa. Puede decir que sí, pero me pedirá que nos esperemos cien períodos de tiempo más para poder desarrollar sus investigaciones sobre la evolución acelerada del planeta Humus-14.

Gala comprendió que él podía tener razón. Permaneció unos instantes dubitativa y luego dijo:

—Trataré de convencerla.

—Me temo que no lo vas a conseguir, tuvimos una discusión.

— ¿Irremediable?

—Puede, depende de como se tome ella las discusiones.



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