Inferno by Dan Brown

Inferno by Dan Brown

autor:Dan Brown [Brown, Dan]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2013-05-15T04:00:00+00:00


55

Dice la leyenda que al entrar en el Baptisterio de San Juan es físicamente imposible no levantar la mirada. A pesar de haber visitado muchas veces el lugar, Langdon volvió a sentir esa mística atracción y dejó que su vista se alzara al techo.

Sobre su cabeza, la superficie de la octogonal bóveda del baptisterio se extendía más de veinte metros de un lado al otro. Brillaba y relucía como si estuviera hecha de brasas ardientes. Su bruñida superficie dorada reflejaba la luz ambiental de forma desigual mediante más de un millón de azulejos smalti; pequeñas piezas de mosaico de silicio cristalino tallado a mano y organizadas en seis círculos concéntricos que representaban distintas escenas de la Biblia.

La luz natural añadía dramatismo a la lustrosa sección superior de la sala; perforaba la oscuridad del espacio a través de un óculo central —muy parecido al del Panteón de Roma— y mediante una serie de ventanas pequeñas y muy profundas entraban haces de luz tan definidos y delimitados que casi parecían vigas estructurales situadas en ángulos cambiantes.

Al entrar en la sala junto a Sienna, Langdon admiró una vez más el legendario mosaico. En él se representaban los distintos niveles del cielo y el infierno de un modo muy parecido al de la Divina Comedia.

«Dante Alighieri vio esto de niño —pensó Langdon—. Esto sí es inspiración divina».

Se fijó entonces en el elemento central del mosaico: cerniéndose justo encima del altar principal había un Jesucristo de ocho metros de altura juzgando a los salvados y los condenados.

A su derecha, los honrados recibían la recompensa de la vida eterna.

A la izquierda, sin embargo, los pecadores sufrían lapidaciones, ardían en estacas y eran devorados por todo tipo de criaturas.

Supervisando las torturas había un colosal Satán retratado como una infernal bestia devoradora de humanos. A Langdon siempre le sobresaltaba ver esa imagen, la misma que setecientos años atrás había contemplado desde las alturas al joven Dante, al que aterrorizó y, posteriormente, inspiró el vívido retrato del ser que moraba en el último círculo del infierno.

El aterrador mosaico que tenían sobre sus cabezas mostraba a un diablo cornudo engullendo a un ser humano por la cabeza. Las piernas de la víctima colgaban de la boca de Satán de un modo muy parecido al de las piernas agitándose en el aire de los pecadores del Malebolge de Dante.

«Lo 'mperador del doloroso regno», pensó Langdon, recordando el texto de Dante. El césar del imperio doloroso.

De las orejas de Lucifer salían dos enormes serpientes que también estaban devorando a unos pecadores. La impresión que daba era que Satán tenía tres cabezas, tal y como lo describía Dante en el canto final de su Inferno. Langdon hurgó en su memoria y recordó fragmentos de la imaginería de Inferno.

«Tenía tres caras en la testa. De seis ojos sus lágrimas brotando, con su sangrienta baba se mezclaban. Con cada boca estaba triturando a un pecador».

Langdon sabía que el hecho de que Satán tuviera tres cabezas estaba cargado de simbolismo: le colocaba en perfecto equilibrio con la gloria triple de la Santísima Trinidad.



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