In Vitro Veritas by Vanessa Stiennon;Pedro E. Jiménez

In Vitro Veritas by Vanessa Stiennon;Pedro E. Jiménez

autor:Vanessa Stiennon;Pedro E. Jiménez
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788417142216
editor: Nova Casa Editorial
publicado: 2017-11-04T16:10:38+00:00


Capítulo X

El pasajero del asiento de al lado

Y ahí estábamos, después de tantos meses buscando nuestro bebé, después de unas cuantas cirugías, después de haber comparado las diferentes fábricas de bebés y después de casi no haber hecho ningún presupuesto serio porque nuestra ilusión era más fuerte que cualquier otra cosa. Delante de la clínica, de la mano, con la sensación de que estábamos en el buen camino para conseguir nuestro hijo. ¿De verdad nuestro?

Cuando llegas como componente masculino de la pareja a estas clínicas, te conviertes, directamente en un observador. Ella es la paciente, la futura mamá, el receptáculo de esas obras de arte que son los embriones creados en un útero artificial por personas que han dado un paso hacia Dios diciéndole que ellos llegarán donde Él no ha podido o no ha querido. Y tú, el de al lado, la pareja, el marido… Porque mientras que en una concepción natural la responsabilidad podríamos decir que está repartida al 50%, aquí no: aquí el varón no juega mayor papel que el de donante.

En la primera consulta se nos informa de cómo han ido los análisis previos que ambos hemos tenido que hacer —niveles hormonales, serología, seminograma, etc.— y es en ese momento en el que me confirman, como ya había dicho en un capítulo anterior, que mi precaria calidad espermática era todavía peor siguiendo los estrictos criterios de morfología de la clínica. Vamos, que si mi virilidad no estaba ya en entredicho, con esto le dieron el toque de gracia. Pero yo había llegado ahí de la mano de mi mujer para tener un hijo; esto no me lo iba a impedir.

Tras esta información previa, se hace una simulación de transferencia, donde la paciente se acomoda, por decirlo de alguna manera, en un potro ginecológico mientras se comprueba que no hay impedimentos para hacer llegar la sonda hasta el útero. Mientras tanto el papá asiste como observador. Posteriormente, nuevamente en la consulta, indican a la paciente el protocolo de medicación a seguir: qué medicamento, qué cantidad, qué frecuencia, cómo hacer el seguimiento, cómo será todo… Y el papá mirando cómo todo pasa a su alrededor sin poder actuar, sin poder ser parte del proceso de concepción de su propio hijo. Mientras el tiovivo de la FIV gira y se ha subido todo el mundo menos tú, te acuerdas, además, que hace escasos minutos han cuestionado tu virilidad. Y entonces, ¿qué hago yo aquí? Si mi calidad espermática es deficiente y además no soy paciente, sino un simple adjunto a la paciente, a la Mamá con mayúsculas, a la que importa; si mi papel en este proceso es totalmente secundario, ¿quiere decir que el hijo será sólo de Vanessa y yo seré 'ese señor que va por casa'? Reconozco que en mi caso esta sensación duró poco, porque la ilusión por tener un hijo puede más y porque Vanessa y yo siempre somos un pack difícilmente divisible. Pero esos segundos en los que me estaba quedando fuera del proceso, sin poder hacer o decir nada, se hicieron difíciles de digerir.



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