Horizonte Martina 1 - Martina con vistas al mar by Elísabet Benavent

Horizonte Martina 1 - Martina con vistas al mar by Elísabet Benavent

autor:Elísabet Benavent [Elísabet Benavent]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Erótica
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2016-01-20T23:00:00+00:00


Sandra apareció a las doce de la mañana con una sonrisa de oreja a oreja que no pudo más que sorprendernos. Nunca me habría imaginado a Sandrita apareciendo con la ropa de la noche anterior contando hazañas sexuales. Preparé más café…, lo iba a necesitar. No solo estaba cansada debido al caos de mi discusión con Pablo, sino que, para rematar, un camarero se resbaló en la cocina tirando seis postres de una mesa con él y yo tuve que prepararlos de nuevo a una velocidad inimaginable. Por si el día no había sido suficientemente infernal. Pablo…, joder. Cada vez que lo pensaba hasta me mareaba. Y mientras tanto Amaia estaba… ausente.

—¿En serio que no te pasa nada? —le pregunté.

—Nada de nada.

Nada de nada significaba en lenguaje de Amaia un «estoy acojonada por tener que confesarle a Javi que Mario cree que estamos juntos y si lo cree es porque yo se lo he dicho», pero trataba de esconderlo. Claro…, no son cosas que se cuentan delante de una amiga que se lo acaba de tirar.

—A callar todas. Ahora me toca a mí.

Sandra se sentó en la cocina y empezó con la narración de los hechos…, con pelos y señales. Amaia fue primero arrugando el ceño y después terminó gritando, tapándose los oídos y clamando al cielo que la callara. Claro, ella tenía que verle la cara todos los días a ese Javi que le había hecho el desayuno a Sandra y se lo había comido hasta que se corrió dos veces, y que luego se la había follado a lo bruto desde atrás con ella reclinada en la mesa de la cocina.

Yo atendí con cara de acelga, pero no voy a negar que en mi interior todo lo que ella contaba se iba convirtiendo en una película porno cuyos protagonistas no éramos otros que Pablo y yo. Buff, cuando lo imaginé hundido entre mis muslos, lamiendo y sonriendo, por poco no me dio un infarto allí mismo. Fingí tener prisa por ducharme y puse tierra de por medio. Solo me faltaba calentarme como la fragua de Vulcano después de decirle a Pablo Ruiz que era un fraude y un estorbo en su propio restaurante.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.