Hacia una Nueva Libertad: El Manifiesto Libertario by Murray Rothbard

Hacia una Nueva Libertad: El Manifiesto Libertario by Murray Rothbard

autor:Murray Rothbard [Rothbard, Murray]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Austrian University Press
publicado: 2020-09-13T03:00:00+00:00


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Inflación y ciclo económico: el colapso del paradigma keynesiano

Hasta los años 1973-1974, los keynesianos que habían conformado la ortodoxia económica vigente desde fines de 1930 habían dominado cómodamente la escena económica.[130] Se había aceptado casi en general la posición keynesiana de que hay algo en la economía de libre mercado que la supedita a variaciones del gasto, que oscila entre el gasto en exceso y el gasto insuficiente (en la práctica, la preocupación keynesiana se centra casi exclusivamente en el supuesto gasto insuficiente), y que por lo tanto la función del gobierno es contrarrestar ese defecto del mercado. El gobierno debía compensar este supuesto desequilibrio manipulando su gasto y su déficit (en la práctica, aumentándolos). Por supuesto, esta función «macroeconómica» vital del gobierno debía ser guiada por un directorio de economistas keynesianos (el «Consejo de Asesores Económicos»), que podrían hacer los ajustes necesarios en la economía con el fin de prevenir tanto una inflación como una recesión, y regular la cantidad apropiada del gasto total para asegurar la continuidad del pleno empleo sin inflación.

En 1973-1974, hasta los keynesianos se dieron cuenta por fin de que había algo sumamente erróneo en este estado de cosas que parecía tan seguro, y que era hora de emprender la retirada para hacer un replanteo del problema. Durante más de cuarenta años, los ajustes económicos realizados por los keynesianos no sólo no habían eliminado la inflación crónica instalada con la Segunda Guerra Mundial, sino que en ese período la inflación trepó temporalmente a cifras de dos dígitos (alrededor del 13 por ciento anual). Además, también en 1973-1974 los Estados Unidos cayeron en su recesión más profunda y prolongada desde la década de 1930 (se la habría llamado «depresión» si ese término no hubiese sido abandonado hacía tiempo por los economistas por considerarlo poco político). Este curioso fenómeno de una desembozada inflación a la par de una marcada recesión era sencillamente algo impensable desde la perspectiva keynesiana del mundo. Los economistas siempre supieron que, o bien la economía está en un período de auge, en cuyo caso los precios suben, o bien se encuentra en una acentuada recesión o depresión con elevado desempleo, caso en el cual los precios caen. Se suponía que en el auge, el gobierno keynesiano debía «frenar el exceso de poder adquisitivo» aumentando los impuestos, según la prescripción keynesiana —es decir, se suponía que debía disminuir sus gastos en la economía—; en la recesión, por el contrario, debía aumentar su gasto y sus déficit, para bombear recursos en la economía. Pero si la economía estuviera simultáneamente en inflación y recesión con alto desempleo, ¿qué diablos debía hacer el gobierno? ¿Cómo podría pisar el acelerador y el freno de la economía al mismo tiempo?

Ya en la recesión de 1958, las cosas habían comenzado a funcionar de manera peculiar; por primera vez, en medio de una recesión, los precios de los bienes de consumo aumentaron, aunque muy poco. Fue una nube muy pequeña en el cielo keynesiano, y aparentemente no había demasiado por lo cual preocuparse.



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