Freakonomics by Steven Levitt

Freakonomics by Steven Levitt

autor:Steven Levitt
La lengua: es
Format: mobi, epub
Tags: sci_business, religion_self
ISBN: 9788496581814
editor: Ediciones B
publicado: 2011-09-15T22:00:00+00:00


The New York Times Magazine, 3 de agosto de 2003

¿ADÓNDE HAN IDO TODOS LOS CRIMINALES?

En 1966, un año después de convertirse en el dictador comunista de Rumania, Nicolai Ceausescu ilegalizó el aborto. «El feto es propiedad de toda la sociedad —proclamó—. Cualquiera que evite tener hijos es un desertor que renuncia a las leyes de la continuidad nacional.»

Tales grandilocuentes declaraciones eran comunes durante la hegemonía de Ceausescu, porque su plan maestro —crear una nación digna del Nuevo Hombre Socialista— constituía un ejercicio de grandiosidad. Construyó palacios para sí mismo mientras maltrataba y desatendía alternativamente a sus ciudadanos. Al abandonar la agricultura en favor del sector industrial, obligó a gran parte de los habitantes de las zonas rurales a trasladarse a fríos edificios. Concedió cargos gubernamentales a cuarenta miembros de su familia, incluida su esposa, Elena, que requería cuarenta casas y una provisión acorde de pieles y joyas. Madame Ceausescu, conocida oficialmente como la Mejor Madre que Rumania Podría Tener, no era especialmente maternal. «Los gusanos nunca están satisfechos, no importa la cantidad de comida que les des», decía cuando los rumanos se quejaban de la escasez de alimentos producida por la mala administración de su marido. Mantenía enfrentados a sus propios hijos para asegurarse su lealtad.

La prohibición del aborto llevada a cabo por Ceausescu fue ideada para lograr uno de sus objetivos principales: fortalecer rápidamente Rumania incrementando su población. Hasta 1966, el país había contado con una de las políticas en torno al aborto más liberales del mundo. El aborto suponía de hecho la principal forma de control de la natalidad. De pronto, prácticamente de la noche a la mañana, quedaba prohibido. Las únicas excepciones eran las madres que ya tenían cuatro hijos y las mujeres con una posición destacada dentro del Partido Comunista. Al mismo tiempo, se prohibió toda educación sexual y anticonceptiva. Los agentes del Gobierno, sarcásticamente conocidos como la Policía Menstrual, reunían regularmente a las mujeres en sus lugares de trabajo para repartir pruebas de embarazo. Si una mujer no se quedaba embarazada durante un período de tiempo prolongado, se la obligaba a pagar un alto «impuesto de celibato».

Los incentivos de Ceausescu produjeron el efecto deseado. Un año después de la prohibición del aborto, la tasa de natalidad rumana se había duplicado. Esos niños nacían en un país en el que, a menos que se perteneciese al clan Ceausescu o a la elite comunista, la vida era miserable. Pero las vidas de esos niños resultarían particularmente miserables. Comparada con los niños rumanos nacidos sólo un año antes, la generación de niños nacidos tras la prohibición del aborto obtendría peores resultados en casi todas las formas calculables: sus calificaciones escolares serían inferiores, tendrían menos éxito en el mercado laboral y también más probabilidades de convertirse en criminales.

La prohibición del aborto siguió en vigor hasta que finalmente Ceausescu perdió el poder. El 16 de diciembre de 1989, miles de personas se echaron a las calles de Timisoara para protestar contra su corrosivo régimen. Muchos de los manifestantes eran adolescentes i y universitarios.



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