Finanzas Pop by Mariano Pantanetti

autor:Mariano Pantanetti
La lengua: spa
Format: azw3, epub
Tags: Historia, Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2017-09-01T05:00:00+00:00

LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Transcurridos 1600 años, en la década de 1970, dos banqueros y un obispo disponían de los recursos de la Iglesia católica para realizar inversiones que terminarían por sentarlos en el banquillo de los acusados.

El obispo católico Paul Casimir Marcinkus, el abogado y financista siciliano Michele Sindona y el jefe mormón y secretario del Tesoro del régimen de Richard Nixon, David Kennedy[120], fueron artífices de distintas maniobras vinculadas con el Banco Ambrosiano y con el Instituto para las Obras de la Religión (IOR), creado en 1942 por Pío XII para administrar y hacer rendir el dinero que la Iglesia utilizaría para su misión[121].

Sindona, quien llegó a presidir el Franklin Bank en Estados Unidos, fue miembro del directorio de diversas organizaciones financieras, entre ellas, el Banco Ambrosiano y la Banca Privata Finanziaria. En la práctica, era quien administraba las inversiones del IOR, ya que Marcinkus se había declarado abiertamente lego en la materia. Sindona contaba con una larga experiencia en rescatar empresas quebradas, por lo tanto, reestructurar las finanzas del Vaticano y, luego de esto, hacer partícipe al IOR de un entramado bancario con oficinas en Estados Unidos, Sudamérica, Europa y el Caribe sería la llave para el ingreso en negocios con core en lo estrictamente financiero.

Unos años antes, hacia 1950, el IOR invertía su patrimonio para ayudar a empresas italianas centenarias, como Ceramica Pozzi, Italcementi y Generale Inmobiliarie, que mediante fusiones y adquisiciones estructuradas desde el IOR retomarían la actividad y el pleno empleo en un mundo agitado por las crisis. Pero ahora, el Instituto tenía un amigo secretario del Tesoro, David Kennedy, socio de Sindona. La promesa de grandes beneficios en el mundo de las finanzas convenció al papa Pablo VI de desinvertir en la economía real y dar rienda suelta a hacer negocios de dinero donde está el dinero.

La negra trama se desarrollaba bajo una envoltura de pureza en los negocios del Vaticano, mientras que las operaciones vinculadas a la falsificación de bonos, el lavado de dinero y el tráfico de drogas parecían las verdaderas fuentes de flujos de fondos que no paraban de crecer. Manfroni sostiene que es muy probable que el papa desconociera los vínculos directos de Sindona con la mafia ítalo-norteamericana, de la cual era asesor en el armado de estructuras societarias que permitieran evadir cualquier control gubernamental y esconder el origen de los fondos. Bajo las narices de obispos, cardenales y papas, Sindona preparó idénticas estructuras. Como decía Marcinkus, “la Iglesia no se administra con avemarías”[122].

Los vínculos directos e indirectos que Sindona, Marcinkus y Kennedy fraguaron con operaciones ligadas a tráfico de armas, financiamiento del terrorismo y las logias masónicas y tráfico de influencias, entre otras actividades poco relacionadas con la fe cristiana, tienen su pináculo en la supuesta participación accionaria del IOR en la Fabbrica d’Armi Pietro Beretta, la mayor industria de armamento del mundo. Ha circulado por el mundo virtual y en diversos medios de comunicación una fotografía del arzobispo de Varsovia, cardenal Józef Glemp, en la que sostiene un rifle de francotirador de tipo Dragunov SVD calibre 7,62 mm[123].

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