Felipe, el oscuro by Olga Wornat

Felipe, el oscuro by Olga Wornat

autor:Olga Wornat
La lengua: spa
Format: mobi
editor: Grupo Planeta - México
publicado: 2020-08-27T05:00:00+00:00


6

La favorita

Las mujeres de la derecha han adoptado la retórica feminista, achatándole las metas y mezclando su ambición personal con la de todas las mujeres dentro de un supuesto «nosotras». El poder significa poder ser buenas o ser malas. El poder ha implicado que hay más médicas y también, más criminales hembras.

SABINA BERMAN, entrevista personal a finales de 2011

Cuando Patricia Flores Elizondo, una norteña de armas tomar, se ganó los favores de Felipe Calderón Hinojosa años antes de que este se instalara en Los Pinos, el michoacano lideraba la fracción panista de diputados y ella, la Secretaría General de la Cámara.

Desde aquel providencial encuentro, la dama no perdió un segundo de su tiempo y edificaron una relación tan estrecha que ningún escándalo político, ni una sola de las innumerables denuncias por abusos y sospechas de corrupción contra la norteña, lograría quebrantar.

En aquel instante inicial, ninguno imaginaba que años más tarde, exactamente el 6 de agosto de 2008, Felipe Calderón la designaría en el cargo más importante del gabinete de cualquier presidente mexicano: jefe de la Oficina de la Presidencia, el sitio que había ocupado el difunto Juan Camilo Mouriño Terrazo.

Ella sería la segunda al mando.

Todo o casi todo para una mujer con nula trayectoria política e inciertos méritos, pero conocedora como pocas del talón de Aquiles del panismo conservador y de la doble moral de provincia. Una vez investida de poder, con los perversos códigos de la política machista aprendidos de memoria, Patricia Flores se convirtió en alguien imprescindible para el alma presidencial, en pleno duelo por la muerte de Iván, su consentido y antecesor de Paty, como la llaman.

Fue la Jefa, la vicepresidenta, el poder detrás del trono y la única mujer que ha ocupado el despacho más influyente del gobierno, base de las pesadas operaciones políticas de Emilio Gamboa Patrón, José Córdoba Montoya y Liébano Sáenz en tiempos de la «dictadura perfecta».

Desde 2008 hasta 2010, manejó las riendas del gabinete y fue el filtro obligado de los temas más sensibles del sexenio.

Amiga, cómplice y confidente, hizo y deshizo a su antojo y, bajo el manto protector presidencial, quebrantó códigos, se hundió en el barro de la política y acrecentó su patrimonio. Apenas pisó Los Pinos, fue centro de escándalos y enconos; deslumbrada por la pompa del palacio, olvidó que no hay nada más efímero que el poder y se creyó inmortal.

Conspiró a diestra y siniestra, empujando a la oscuridad a las poquísimas funcionarias que transitaron por el gabinete de Felipe Calderón, quien, más allá de su verborragia sobre la

«capacidad transformadora de las mujeres mexicanas», quedará en la historia —entre otras cuestiones graves y trágicas— como el presidente de un país que en pleno siglo XXI continúa con sus prácticas machistas, misóginas y discriminatorias. Un México donde la vida de las mujeres no vale nada, los feminicidios y la impunidad son moneda corriente.

LA SEÑORA DIEZ POR CIENTO

Patricia Flores Elizondo, nieta de Jesús Higinio Elizondo Fernández, fundador del PAN en Durango, dice que «no tolera las lecturas de género» ni «el uso de la cuestión sensiblera» para justificar errores.



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