¿España sin Cataluña? (Spanish Edition) by Joan Tapia

autor:Joan Tapia [Tapia, Joan]
La lengua: spa
Format: azw3
editor: Grupo Planeta
publicado: 2015-02-02T16:00:00+00:00

DOMINGO, 12 DE OCTUBRE DE 2014

RAJOY NO SABE QUIÉN MANDA EN CATALUÑA

Hoy es el día de la Hispanidad y Mariano Rajoy ha publicado un artículo en la nueva web en catalán del diario El País en el que aboga por el diálogo con Cataluña: «¿Estamos dispuestos [a tender puentes de diálogo]? El Gobierno, desde luego, sí lo está: queremos dar vigencia a estos puentes de diálogo que se sustentan sobre los pilares de la ley [...]. Y lo hacemos desde el convencimiento de que todo avance es posible y todo cambio a mejor es susceptible de debate dentro del marco seguro que nos ofrece la legalidad. Ahí nos encontrará siempre. Porque del mismo modo que no hay democracia sin un sustento de concordia, nuestra historia nos demuestra que la concordia sólo se hace efectiva con la garantía de la ley. La ley no es un capricho de la democracia, es parte consustancial de ella [...]. El camino de la concordia es el diálogo y la ley».

Sí, es un artículo correcto y es un gesto que se publique en la web en catalán de El País, pero es totalmente insuficiente para abordar el momento actual. Si lo que quiere es hacer cambiar de actitud a Mas, ya debería saber que las invocaciones a las leyes tienen poco efecto y que en medio del fragor de la batalla Mas no va a echarse atrás. Otra cosa es que le sorprendiera —a él y a la sociedad catalana— con una respuesta a las 23 demandas que Mas le planteó en el extraño encuentro del 30 de julio (que al parecer no sirvió para nada). Sobre esta respuesta la Generalitat tendría que posicionarse, la sociedad catalana se movería... y se podía abrir una brecha de diálogo, dejando la consulta en suspenso, pendiente del Constitucional y de una negociación. Quizás no funcionara, pero lo seguro es que la pura invocación del diálogo a través de la ley es, en este momento, estéril.

Y si de lo que se trata es de mejorar la imagen del Gobierno popular ante la sociedad catalana, tampoco sirve de mucho. Rajoy debería ser consciente —y si no lo es, es que no quiere serlo o tiene un desconocimiento preocupante— de que para muchos catalanes que van mucho más allá del campo independentista la genérica invocación de la concordia por parte del presidente del partido que montó mesas en las capitales españolas pidiendo firmas contra el Estatuto catalán y que se hiciera una consulta en toda España (demanda ilegal) sobre ese Estatuto tiene una credibilidad limitada. La ley española, que es ley, quedó moralmente averiada tras los cuatro años de vía crucis de ese Estatuto (todo lo discutible que se quiera) en el Constitucional, con episodios tan indignos como la recusación del magistrado Pablo Pérez Tremps por haber hecho —antes de su nombramiento— un informe para la Generalitat, cuando otros son nombrados después presidente de ese Tribunal pese a estar al día de la cuota de militancia en el PP.

El problema es

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