El traidor del siglo by John le Carré

El traidor del siglo by John le Carré

autor:John le Carré [le Carré, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1991-01-01T05:00:00+00:00


Un episodio nos revela con especial claridad el estado de ánimo de Jeanmaire durante los mejores días de su luna de miel con Denissenko: es la curiosa escena del 30 de noviembre de 1963, en que Denissenko hizo una visita a Jeanmaire en su apartamento de Lausana con intención de echarle la red definitivamente, con una maniobra clásica. Según Jeanmaire, la escena se desarrolló así:

Marie-Louise está en la cocina. Jeanmaire, con su acostumbrada ambigüedad cuando habla de ella, no recuerda si su mujer interviene en la conversación.

Denissenko a Jeanmaire:

—El día en que nos conocimos, le dije que me gustaría compensarle de la pérdida sufrida por sus suegros en Rusia. — Saca un sobre grande y abierto y lo tiende a Jeanmaire. Dentro hay dinero. Jeanmaire no puede o no quiere calcular cuánto. Cientos, quizá miles, de francos suizos. Recuerda haber visto billetes de cien francos.

—Es una reparación —explica Denissenko—. Tal como le prometí. Un regalo de Navidad.

Jeanmaire toma el sobre y lo arroja al suelo. Los billetes vuelan por toda la habitación. Denissenko está asombrado.

—¡Si no es para usted! — protesta Denissenko—. Es una reparación por el daño causado a sus suegros.

—Puede usted guardárselo —responde Jeanmaire—. Yo no quiero su dinero.

La primera vez que Jeanmaire me contó el lance se mostró orgulloso de su conducta. Parecía creer que su reacción demostraba que no hacía nada clandestino, del mismo modo que presentar a Denissenko y a sus sucesores a los dueños de los restaurantes debía dar a entender que no había nada secreto en su amistad. Pero cuando insistí en que me explicara por qué no había aceptado el dinero (puesto que Denissenko se lo ofrecía por motivos aparentemente honorables, como era el de reparar una pérdida que Marie-Louise había sufrido realmente), él me dio otra razón:

—Aquel dinero me pareció un soborno. Al rechazarlo, interiormente, yo reconocía que había hecho algo malo. No quería que pudiera decirse de mí: «Se le puede comprar.» Yo en ningún momento tuve la impresión de que Denissenko tratara de cazarme, pero no quería su dinero. Me repelía. Tenía el regusto de un pago por servicios prestados. Yo no quería que un día él pudiera decir que yo había vendido a mi país, aunque yo sabía que no vendía a mi país, ni tan sólo lo regalaba.

Sería interesante saber cómo interpretaron Denissenko y sus jefes de Moscú esta extraña escena y cuántos planes se desbarataron en el momento en que Jeanmaire se negó a tragar un anzuelo con cebo tan suculento. ¿Cómo iban a comprender los hombres grises del GRU que Jeanmaire quería amor, no dinero?

—Me asombra que Denissenko pudiera hacerme eso —dice Jeanmaire—. Al fin y al cabo, hubiera podido dar el dinero a mi mujer. Pero probablemente no quiso, porque eso hubiera hecho de ella una prostituta.

Cabría suponer que, después de esta violenta escena, se agriara la velada. El pretendiente había hecho su proposición y había sido rechazado. Tal vez fuera el momento de retirarse y dejar la lucha para otro día. Pero no.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.