El Testamento Del Pescador by Cesar Vidal

El Testamento Del Pescador by Cesar Vidal

autor:Cesar Vidal
La lengua: es
Format: mobi
publicado: 2010-05-02T23:00:00+00:00


XIII

Aquella mañana adelanté mi hora de llegada al tribunal. Sabía que, dado que Nerón destacaba por su puntualidad, el reo era conducido siempre con bastante antelación precisamente para evitar que el césar tuviera que esperar. El margen de tiempo existente entre la llegada de ambos pensaba yo aprovecharlo para realizar algunas averiguaciones.

No me equivoqué. Cuando entré en la sala, ya se encontraban en ella los funcionarios, los líctores y, por supuesto, Petrós, correctamente encadenado, y su intérprete. No había tiempo que perder. Apreté el paso y me coloqué al lado del traductor.

—Deseo hablar contigo —le dije en un tono que no admitía excusa alguna y a continuación me aparté unos pasos.

La sorpresa se pintó en el rostro del intérprete, que no vaciló en seguirme.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunté con el rigor propio de un juez instructor.

—Mar... Marcos... —balbució.

—Marcos... —repetí—. Bien... ¿llevas mucho tiempo sirviendo de intérprete a Petrós?

—Más de veinte años —respondió sin que la inquietud se borrara de su voz.

—¿Y le habrás escuchado contar la historia de su maestro muchas veces, verdad?

—Así es —reconoció Marcos.

—Magnífico —dije—, entonces es posible que puedas ayudarme.

—Lo haré si está en mi mano —se apresuró a decir Marcos.

—No me cabe duda —concedí—. Vamos a ver... ¿conoces el año en que nació Jesús?

Marcos sonrió. Creo que se sintió aliviado al comprobar que mi pregunta no era complicada sino que entraba dentro de sus posibilidades.

—En Judea reinaba todavía Herodes el grande... —dijo.

—Herodes el grande —repetí yo un tanto decepcionado porque no creía que esa referencia bárbara pudiera ser de mucha utilidad a Roscio.

—En aquel entonces era césar Augusto...

Augusto... Eso no me aclaraba mucho. Octavio Augusto había gobernado a lo largo de más de cincuenta años. Teniendo en cuenta la edad aproximada de Petrós, Jesús debía de haber nacido en la última parte de su principado pero ¿cuándo?

—¿Estás seguro de que no posees algún dato más? —pregunté desilusionado.

Marcos se acarició la barba y por un instante pareció sumirse en profundos pensamientos. De repente, su rostro se iluminó y dijo:

—En Siria era gobernador Quirino.

¡Vaya, vaya, Quirino! Aquello reducía considerablemente el tiempo. Los gobernadores en Siria, como yo sabía, no duraban en el ejercicio de su cargo un número excesivo de años. Tres, cuatro, cinco como mucho... Roscio bien podía tomarse la molestia de investigarlos.

—Está bien —dije y me dispuse a sentarme en el tribunal.

—Hay otro dato importante —exclamó Marcos—. A los pocos meses de nacer Jesús, Herodes llevó a cabo una matanza de niños de menos de dos años para asegurarse de que el Jristós no sobreviviría...

Que Herodes había hecho ¿qué? Abrí la boca para pedirle una aclaración pero en ese momento pude escuchar que se anunciaba la llegada del césar.

Me bastó contemplarle para captar en su rostro una extraña satisfacción. Tenía el aspecto del niño que va a perpetrar una travesura y ya se divierte por adelantado con el resultado. Si yo hubiera sido Petrós no me hubiera sentido tranquilo.

—Bien —comenzó diciendo Nerón—, ayer tuvimos un día lleno de revelaciones acerca de ese Jesús y de las enseñanzas que daba a sus seguidores.



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