El Rescate de Erak by John Flanagan

autor:John Flanagan [Flanagan, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T00:00:00+00:00

Veintisiete

El intenso frío de la noche del desierto le despertó. Estaba tumbado bocabajo y temblaba con violencia a medida que el calor escapaba de su cuerpo. No era justo, pensó. El calor cegador del día y las temperaturas casi bajo cero de la noche se estaban combinando para robarle los últimos vestigios de fuerza. Tiritar requería energía y él no tenía ninguna de sobra.

Will intentó levantar la cabeza, pero fracasó en su intento. Después, con un esfuerzo descomunal, rodó sobre la espalda para encontrarse contemplando las brillantes estrellas que titilaban en el despejado cielo nocturno. Preciosas, pensó, pero desconocidas para él. Quería girar la cabeza para mirar al norte, donde vería las constelaciones familiares de su tierra natal muy bajas en el horizonte. Pero no tenía fuerzas suficientes para hacerlo. Tendría que limitarse a quedarse ahí tumbado y morir, vigilado por unas estrellas extrañas que no le conocían, a las que no les importaba nada.

Era muy triste, en realidad.

Había una claridad extraña en sus pensamientos ahora, como si todo el esfuerzo del día y todos sus engaños a sí mismo hubiesen desaparecido y fuese capaz de ver su situación de forma desapasionada. Sabía que iba a morir. Si no esta noche, seguro que al día siguiente. Jamás podría soportar otro día en ese horno. Simplemente se secaría y el viento del desierto dispersaría sus restos.

Era muy triste. Le gustaría llorar por ello, pero no le quedaba líquido que gastar en lágrimas. Sin embargo, con su recién encontrada claridad de pensamientos, sintió una molesta sensación de enfado. Quería saber lo que había hecho mal. No quería morir preguntándoselo. Lo había hecho todo bien…, o al menos eso creía. Aun así, en algún punto, había cometido un error, un error fatal. Era triste que tuviera que morir. Era irritante no saber cómo había llegado a esa situación.

Se preguntó por un momento si el mapa que le había dado Selethen era falso. Recordó que ese pensamiento ya se le había ocurrido la víspera, pero lo había descartado casi de inmediato. Selethen era un hombre honorable, pensó. No, el mapa era preciso. El error había sido suyo y ahora nunca sabría cuál había sido. Halt se sentiría decepcionado, pensó, y quizás eso fuese lo peor de todo. Durante cinco años, Will había hecho todo lo posible por complacer al Guardián canoso y serio, que se había convertido en algo parecido a un padre para él. A lo único que aspiraba siempre era a tener la aprobación de Halt, sin importar lo que pudiera pensar nadie más en todo el mundo. Un asentimiento de aprobación o una de las escasas sonrisas de Halt eran la mayor recompensa que podía imaginar. Ahora, en este último obstáculo, Will tenía la sensación de haberle fallado a su mentor y no sabía cómo ni por qué había pasado. No quería morir sabiendo que Halt estaría desilusionado con él. Podía soportar lo de morir, creía, pero no lo de desilusionarle.

Una forma grande se movió cerca de él y bloqueó una sección del cielo.

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