El fin de los tiempos by David Muñoz López

El fin de los tiempos by David Muñoz López

autor:David Muñoz López
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Terror, Novela
publicado: 2013-05-24T22:00:00+00:00


4

Nunca un grupo tan numeroso de hombres había subido a la cubierta de las plantas para comprobar las variaciones que muy posiblemente había provocado el nuevo temblor. Los trajes blancos de más de una docena de hombres brillaban intensamente en la semioscuridad. Sobre todo en algunas zonas donde la iluminación procedente tanto de las plantas como de algunos focos, era deficiente. Todos ellos realizaban un mismo trabajo de supervisión de amarres y distancias. Desde una imposible perspectiva vertical no se habría apreciado una gran diferencia entre los movimientos que realizaba cada grupo.

Por lo demás, las órdenes eran claras. Subir ahí arriba y comprobar todas las fijaciones. Scott quería cuanto antes el resultado de las mediciones, y para ello había movilizado a la mitad de su equipo. Consideraba que era fundamental conocer de inmediato el alcance de las variaciones. Aunque también cabía la posibilidad, pensó, de que no se hubiera producido ninguna.

Scott permanecía en el departamento de mantenimiento. Frente al panel de control esperaba el resultado de cada una de las mediciones. De pronto del comunicador surgió la voz grave de Andrew, quien a pesar de seguir siendo un novato hacía bien su trabajo.

— Desde el primer nivel hasta el noveno se ha producido una variación que no llega a una micra. – dijo con seguridad.

A través del comunicador se podía oír como Andrew hablaba con alguien. Por un momento, aunque no se lograra entender con claridad, se oyó solamente una segunda voz. Parecía que estaba indicándole algo.

— ¿ Ocurre algo Andrew? – preguntó Scott interesado.

— Disculpa Scott me estaban pasando los datos de las demás mediciones.

Mientras decía esto Andrew, que ahora estaba sobre la cubierta de la doceava planta, se entretenía observando el eje central desde su privilegiada posición.

— ¿ Y bien ?

— ¡Oh!, si, si. En el resto de plantas las mediciones han dado resultados positivos también Pero dentro de los límites de seguridad.

En ese momento Andrew dirigió su mirada a la pared del acantilado que en esa planta estaba inclinada peligrosamente hacia ellos. En uno de esos caprichos de la naturaleza, esa inclinación de la roca había permitido que la estructura de la planta superior, la onceava, descansara sobre el mismo acantilado.

— Bien, muchachos eso es todo por ahora. Os quiero ver a todos. ..

La voz de Scott quedó interrumpida por un sonido. Algo había caído al suelo y había llamado su atención. Andrew avanzó hasta allí, muy próximo a la pared. Se agachó y recogió una roca del suelo. Intuitivamente observó como ascendía la pared escarpada iluminándola con la linterna de su casco. Y mientras buscaba de donde procedía volvió a ocurrir. Cayó otra roca al suelo acompañada de algo de arenisca y de polvo. La piedra no era más grande que una pelota de golf, pero aquello no era buena señal. En absoluto.

— ¡SCOTT! – Llamó gritando.

— Si, ¿ ocurre algo?

— Creo que si. – justo en ese momento acertó a iluminar la zona de la que provenía el pequeño desprendimiento.

Una enorme grieta subía desde la pared del acantilado hasta llegar a la base sobre la que se sustentaba la planta onceava.



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