El Emperador by Ryszard Kapuscinski

El Emperador by Ryszard Kapuscinski

autor:Ryszard Kapuscinski [Kapuscinski, Ryszard]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Ciencias sociales, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1978-01-01T00:00:00+00:00


Z. S-K.:

Inmediatamente después de la revuelta de Godjam el príncipe Kassa se propuso reunir a los estudiantes leales y organizar una manifestación de apoyo al Emperador. Cuando todo estaba ya listo, los retratos, las pancartas, Su Noble Majestad se enteró del asunto y reprendió duramente al príncipe. Cualquier manifestación quedaba descartada. Empezarían con gritos de apoyo y acabarían con insultos. Primero se darían vivas y luego no habría más remedio que abrir fuego sobre ellas. Ya ves tú, amigo mío: nuestro Venerable y Todopoderoso Soberano dio prueba una vez más de su admirable perspicacia. Y lo digo porque en aquel momento, por culpa del desorden imperante y premura de tiempo, ya no fue posible desconvocar la manifestación. Así que cuando se puso en marcha el grupo de apoyo, compuesto por policías disfrazados de estudiantes, se le agregó en seguida una multitud violenta de estudiantes soliviantados, y aquella siniestra masa negra fue avanzando hacia palacio, y no hubo más remedio que sacar la tropa para que restableciera el orden. En este desgraciado enfrentamiento, que desembocó en un derramamiento de sangre, murió el dirigente estudiantil, Tilahun Gizaw, así como —¡ironías del destino!— varios de aquellos pobres policías que, a fin de cuentas, eran del todo inocentes. Recuerdo que era a finales de diciembre del sesenta y nueve.

El día siguiente fue para mí un día terrible y cruel, porque Hailu y todos sus compañeros fueron al entierro, y se congregó tal multitud alrededor del féretro que se podía hablar de una nueva manifestación. Y como ya resultaba imposible seguir tolerando la continua agitación, la constante conmoción que vivía la capital, el Excelso Señor se vio obligado a enviarles los carros blindados y a ordenar que se restableciera el orden con el máximo rigor. Y a causa de este rigor tan implacable más de veinte estudiantes resultaron muertos y fueron muchos los heridos y detenidos, tantos que ya ni recuerdo. Nuestro Señor mandó cerrar por un año la universidad, medida con la cual evitó la muerte de muchos jóvenes porque, de haber seguido estudiando, manifestándose y acosando a palacio, el Monarca habría vuelto a verse obligado a responder con apaleamientos, con tiros y derramando sangre.



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