El crash del 2010 by Santiago Niño Becerra

El crash del 2010 by Santiago Niño Becerra

autor:Santiago Niño Becerra [Niño Becerra, Santiago]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Economía
publicado: 2009-03-01T05:00:00+00:00


LA FASE DE CRISIS

Hacia principios del cuarto trimestre de 2009, la sensación será, previsiblemente, de que se está en el buen camino para solucionar los problemas, de que las medidas adoptadas están dando sus frutos, aunque en un entorno de escasez totalmente alejado de la percepción de bonanza del período 2003-mediados de 2007; esta sensación nacerá del hecho de que, aunque los recursos serán escasos, a base de regulaciones y sacrificios podrá disponerse de lo imprescindible.

A partir de octubre de 2009, y debido a la sensación -oficial, sobre todo- de que se está en el camino de la recuperación, posiblemente se ponga fin a las políticas restrictivas y minimalistas que se hayan ido adoptando. A la vez irá tomando cuerpo la idea de que es preciso un nuevo planteamiento para salir de la situación en que se halla el planeta, por lo que se realizarán serios intentos de aumentar la cooperación a nivel internacional que, pese a los buenos deseos, tan poco había avanzado en meses anteriores.

Sin embargo, de forma paulatina, y hasta mediados de 2010, se irán poniendo de manifiesto las contradicciones existentes entre la filosofía del actual sistema y la concepción de supervivencia propia de una situación de escasez. En gran medida debido a estas contradicciones, se irá extendiendo la percepción de que «las cosas no funcionan» tal y como, según la actual filosofía, deberían funcionar.2?

Como hemos señalado, la Gran Depresión constituye uno de los mejores ejemplos de la combinación de dos de los peores aspectos que pueden darse en una economía: la sobreproducción y el subconsumo. A principios de 2010 se producirán las primeras manifestaciones evidentes de que una gran crisis está muy próxima, una crisis que no se debe a un sobre-consumo no satisfecho por una oferta limitada, sino a la escasez, tanto de recursos productivos como de capacidad de compra; ésta será una de las semejanzas entre las crisis de 1929 y la que se iniciará en 2010.

A partir de mediados del año 2010 la situación se degradará aceleradamente. Se vivirá al día, por lo que el «que cada palo aguante su vela» será ley. El desencadenante de la crisis, lo que hará que se llegue a la conclusión de que la crisis es inevitable, será, probablemente, un hecho que afecte gravemente a la capacidad de obtención de recursos, caso de algún tipo de desastre natural o provocado.

Debido a la entrada en crisis de los elementos fundamentales de nuestro sistema, se llega al agotamiento de la capacidad de competición, el espíritu que, desde su nacimiento, ha guiado al capitalismo. La razón será obvia: si el objetivo último es la supervivencia, ¿contra quién competir? Ello tendrá un efecto demoledor sobre los principios que daban sentido al concepto de emprendedor: ¿qué riesgo tomar para hacer algo nuevo si el reto consiste en sobrevivir?

Paralelamente, se irá manifestando la falta de disponibilidad energética -petróleo, gas- así como de la mayor parte de los recursos que son esenciales para la actividad económica, lo que acelerará la puesta en marcha de políticas tendentes a la determinación de las necesidades esenciales.



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