Edipo en Colono by Sófocles

Edipo en Colono by Sófocles

autor:Sófocles [Sófocles]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Teatro, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 2015-10-27T04:00:00+00:00


(Entran Antígona e Ismene con Teseo y su escolta.)

ANTÍGONA. —¡Ay padre, padre! ¡Ojalá que algún dios te concediera el poder ver a este excelso varón que aquí a tu lado nos envía!

EDIPO. —¡Oh hijas! ¿Ya estáis aquí?

ANTÍGONA. —Porque las manos de Teseo nos salvaron, y también las de sus compañeros.

EDIPO. —Acercaos, hijas, al padre; y dejadme abrazar ese cuerpo, que ya no esperaba que retornase.

ANTÍGONA. —Pides lo que obtendrás, pues con alegría te concedemos esa gracia.

EDIPO. —¿Dónde, dónde estáis?

ANTÍGONA. —Aquí juntas nos acercamos.

EDIPO. —¡Oh queridísimos retoños!

ANTÍGONA. —Al progenitor todo hijo le es querido.

EDIPO. —¡Oh báculos de este hombre…!

ANTÍGONA. —¡Desgraciado, en verdad, y desgraciadas!

EDIPO. —Tengo lo que más estimo, y no sería del todo infeliz si muriera asistiéndome vosotras dos. Apoyaos fuertemente, ¡oh hijas!, una en cada costado, abrazando al que os engendró; y aliviaos de la anterior soledad y desdichada correría. Contadme también lo que os ha sucedido; pero muy brevemente, porque en vuestra edad es conveniente hablar poco.

ANTÍGONA. —Aquí está quien nos ha salvado; a éste debes oír, padre, y así, entre tú y yo, breve habrá sido la conversación.

EDIPO. —¡Oh extranjero!, no te admires si por el placer de recobrar a mis hijas, que no esperaba, alargo mi conversación. Pues sé perfectamente que la alegría que ahora me proporcionan no me viene de otro sino de ti; porque tú las salvaste, no otro hombre. ¡Ojalá te provean los dioses, como yo deseo, a ti y a tu tierra! Porque entre todos los hombres sólo en vosotros encontré la piedad y también la equidad y el no mentir. Y sabiendo esto, os correspondo con estas palabras: tengo, pues, lo que tengo por ti y no por otro mortal; alárgame, ¡oh rey!, tu diestra para que la toque, y bese tu frente si me es permitido. ¿Pero qué digo? ¿Cómo al hijo de Egeo he de querer tocar yo, siendo él hombre en quien no hay mácula de pecado? No te tocaré, pues, ni dejaré que me toques; porque sólo con los hombres que hayan pasado por esto es permitido que uno comparta su desgracia. Tú, pues, desde ahí mismo salúdame, y en adelante cuida de mí debidamente como hasta hoy.

TESEO. —Ni de que hubieses tenido más larga conversación regocijándote con tus hijas me hubiera admirado, ni de que empezaras a hablar con ellas antes que conmigo. Por eso no tengo ningún disgusto; porque no con palabras deseo hacer ilustre mi vida, sino con obras; y te manifiesto que de lo que te juré, no te he faltado en nada, anciano. Por lo que se refiere a éstas, aquí me tienes habiéndotelas traído vivas y libres de los peligros que las amenazaban; y en cuanto a la manera como se trabó la lucha, ¿qué necesidad hay de que inútilmente me envanezca contándotela, si lo sabrás tú mismo de éstas que en tu compañía tienes? Pero en un rumor que hasta mí llegó hace poco, cuando venía hacia aquí, fija bien tu atención, porque aunque en pocas palabras está dicho, es digno de consideración; y ninguna cosa debe el hombre desestimar.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.