Eclipse by Stephenie Meyer

Eclipse by Stephenie Meyer

autor:Stephenie Meyer [Meyer, Stephenie]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Romántico, Juvenil, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T05:00:00+00:00


Apuesta

Clavé los ojos en él durante más de un minuto sin saber qué decir. No se me ocurría nada.

La seriedad abandonó su cara cuando vio mi expresión de estupefacción.

—Vale —dijo mientras sonreía—. Eso es todo.

—Jake, yo… —sentí como si algo se me pegara a la garganta. Intenté aclarármela—. Yo no puedo… Quiero decir, yo no… Debo irme.

Me volví, pero él me aferró por los hombros y me hizo girar.

—No, espera. Eso ya lo sé, Bella, pero mira… Respóndeme a esto, ¿vale? ¿Quieres que me vaya y no volver a verme? Contesta con sinceridad.

Era difícil concentrarse en esa pregunta, así que me tomé un minuto antes de responder.

—No, no quiero eso —admití al fin.

Jacob esbozó otra gran sonrisa.

—Pero yo no te quiero cerca de mí por la misma razón que tú a mí —objeté.

—En tal caso, dime exactamente por qué me quieres a tu alrededor.

Me lo pensé con cuidado.

—Te echo de menos cuando no estás. Cuando tú eres feliz —puntualicé—, me haces feliz, pero podría decir lo mismo de Charlie. Eres como de la familia, y te quiero, pero no estoy enamorada de ti.

Él asintió sin inmutarse.

—Pero deseas que no me vaya de tu vida.

—Así es.

Suspiré. Era inasequible al desaliento.

—Entonces, me quedaré por ahí.

—Lo tuyo es masoquismo —refunfuñé.

—Sí.

Acarició mi mejilla derecha con las yemas de los dedos. Aparté su mano de un manotazo.

—¿Crees que podrías comportarte por lo menos un poquito mejor? —pregunté, irritada.

—No. Tú decides, Bella. Puedes tenerme como soy, con mi mala conducta incluida, o nada…

Le miré fijamente, frustrada.

—Eres mezquino.

—Y tú también.

Eso me detuvo un poco y retrocedí un paso sin querer. Él tenía razón. Si yo no fuera mezquina ni egoísta, le diría que no quería que fuéramos amigos y que se alejara. Me equivocaba al intentar mantener la amistad cuando eso iba a herirle. No sabía qué hacía allí, pero de pronto estuve segura de que mi presencia no era conveniente.

—Tienes razón —susurré.

Él se rió.

—Te perdono. Intenta no enfadarte mucho conmigo. En los últimos tiempos, he decidido que no voy a arrojar la toalla. Lo cierto es que esto de las causas perdidas tiene algo irresistible.

—Jacob, le amo —miré fijamente a sus ojos en un intento de que me tomara en serio—. Él es mi vida.

—También me quieres a mí —me recordó. Alzó la mano cuando empecé a protestar—. Sé que no de la misma manera, pero él no es toda tu vida, ya no. Quizá lo fue una vez, pero se marchó, y ahora tiene que enfrentarse a la consecuencia de esa elección: yo.

Sacudí la cabeza.

—Eres imposible.

De pronto, se puso serio y situó su mano debajo de mi barbilla. La sujetó con firmeza para que no pudiera evitar su resuelta mirada.

—Estaré aquí, luchando por ti, hasta que tu corazón deje de latir, Bella —me aseguró—. No olvides que tienes otras opciones.

—Pero yo no las quiero —disentí mientras procuraba, sin éxito alguno, liberar mi barbilla—, y los latidos de mi corazón están contados, Jacob. El tiempo casi se ha acabado.

Entornó los ojos.

—Razón de más para luchar, y luchar duro ahora que aún puedo —susurró.



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