Durante la nevada by Luis Roso

autor:Luis Roso [Roso, Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2020-10-07T00:00:00+00:00

20

La jornada del jueves 15 de febrero se presagiaba semejante a las anteriores. Beatriz se marchó al trabajo y Miguel, tras adecentar la casa, se encerró en su despacho a escribir con la intención de no salir por lo menos hasta el mediodía. Un poco antes de las diez, sin embargo, el teléfono le hizo abandonar su guarida. Lo dejó sonar largo rato, con la esperanza de que quienquiera que fuese terminara dándose por vencido. Pero tras cortarse la llamada, el aparato volvió a sonar enseguida. Más allá de la molestia que le suponía el ruido, estaba la sospecha de que se tratase de una emergencia. Solo por eso, Miguel se vio moralmente obligado a levantarse a responder, y quizá porque la mañana no estaba siendo especialmente productiva, se sorprendió a sí mismo respondiendo con una brusquedad inusitada.

—¿Qué pasa? ¿Quién es?

—Vaya forma de saludar que tienes, majo, ¿no me digas que te he despertado?

Esmeralda parecía especialmente alegre. El murmullo de fondo delataba que lo llamaba desde un lugar concurrido, puede que la redacción de su revista, un bar o una cabina en plena calle.

—Tengo una sorpresa para ti —añadió, antes de que Miguel pudiera disculparse o contestar a la pregunta—. Estoy en tu casa en media hora, no se te ocurra salir.

Miguel musitó un «vale» que coincidió casi con el clic al otro lado de la línea. En esa media hora, apenas pudo concentrarse, y no llegó a escribir más que un párrafo que tachó completamente instantes antes de que llamaran a la puerta.

—¿Cómo va ese libro? —preguntó Esmeralda, colándose en el apartamento. En sus brazos traía un fardo de papeles que depositó con cuidado sobre la mesa del comedor. Eran un par de ejemplares del número de la semana próxima de su revista. En la portada aparecía una fotografía en blanco y negro de Dolores Ibárruri, y debajo se anunciaba una amplia entrevista suya en páginas interiores con el entrecomillado: «Mi tiempo pasó. El futuro es de los jóvenes».

—El libro va bien, supongo —aseguró Miguel—. Si sigo a este ritmo, lo terminaré pronto. Otra cosa es que luego el trabajo sirva para algo.

—Servirá, ya lo verás que sí.

—¿Quieres un café?

Esmeralda negó con la cabeza y se sentó a la mesa. Con un gesto, y sin quitarse siquiera el abrigo o el gorro de lana gris, invitó a Miguel a sentarse a su lado.

—¿Cuál es la sorpresa? —preguntó él.

Esmeralda señaló con un dedo las revistas.

—He escrito algo que igual te interesa. Repartirán las revistas el lunes, pero he pasado por la imprenta esta mañana para que pudieras leerlo antes que nadie.

Miguel tomó una de las revistas y consultó el índice de la primera página. Debajo de la entrevista con la Pasionaria aparecía un epígrafe firmado por Esmeralda Ingelmo con el título «Gorriti y la extrema derecha».

—¿Esto es en serio? —preguntó Miguel, sin levantar la vista de la hoja.

—Y tan en serio. Me he pasado las últimas dos semanas investigando, y hasta me hice un viaje relámpago al País Vasco hace unos días.

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