Confines by Javier Reverte

autor:Javier Reverte [Reverte, Javier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-31T16:00:00+00:00

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Tras el viaje de Díaz y, sobre todo, el de Vasco de Gama, que regresó a Portugal cargado de especias de la India, los lusos decidieron ocupar los territorios concedidos por la bula papal y fortalecer su dominio en Asia. Y el 25 de marzo de 1505, bajo el mando de Francisco de Almeida, una flota de veintidós buques que acogían a varios centenares de marineros y a mil quinientos soldados, partió de Lisboa rumbo a Oriente. Era una expedición militar que tenía como objetivo principal establecer fortines por las costas africanas hasta alcanzar la India, de tal modo que todos los canales y estrechos de sus dominios acordados en el Tratado de Tordesillas quedasen férreamente vigilados y que cesase todo comercio de especias que no estuviese bajo el control de la Corona portuguesa. Entre los soldados viajaba un hidalgo, un miembro de la baja nobleza, nacido en Oporto en 1480, un tal Magalhães, que llevaba tiempo solicitando del rey Manuel su permiso para embarcarse en alguna de las expediciones que, tras el éxito de Vasco de Gama, se preveía partirían pronto hacia las Indias.

En los siguientes ocho años, desde la sangrienta batalla naval de Cannanore, que asentó el dominio portugués en Asia y abrió la ruta de las especias, Magalhães participó como valeroso soldado en numerosas acciones de guerra, entre otras la conquista de la ciudad de Malaca, en 1511, y fue herido en varias ocasiones. A su regreso a Lisboa, en 1513, se alistó para combatir en Marruecos en una expedición militar ordenada por el rey Manuel y recibió una herida en la rodilla, lo que le dejó una leve cojera para el resto de su vida. Aun así, continuó batallando en Marruecos al servicio de su rey.

Sin embargo, al fiel y bravo soldado de poco le valieron sus méritos y sacrificios. Impedido y ya superados de largo los treinta años de edad, intentó que el monarca le concediera un cargo honorífico distinguido y una pensión digna, pero Manuel se lo negó.

Por aquel entonces, en la cabeza del soldado bullía un ambicioso plan: encontrar una ruta que, navegando el Atlántico, acortase el viaje hasta la América meridional, alcanzara el océano Índico, tras cruzar el Pacífico, y llegara a las islas Molucas, lugar donde crecían en abundancia las más preciadas especias, particularmente el clavo.

Magalhães contaba para sus planes con la ayuda de su amigo el cartógrafo Rui Faleiro, quien basaba sus estudios en antiguos mapas poco fiables. Entre ellos figuraban copias de las viejas cartas del alejandrino Ptolomeo, del siglo I después de Cristo; el mapa de 1506 del navegante y cartógrafo Martin Behaim (conocido también como Martín de Bohemia), originario de Nuremberg, que dibujaba un estrecho entre los dos océanos; un globo terráqueo del astrónomo Johannes Schöner, también de Nuremberg, que pintaba en 1515 un estrecho a los 45° de latitud sur, y dos planisferios del español Pedro Reinal, de 1516, donde también aparecía el canal.

Con aquellos materiales más fantasiosos que científicos, Magalhães y Faleiro elaboraron

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